Alas de Cambio: Desafíos y Perspectivas en la Modernización de la Fuerza Aeroespacial Colombiana
CONTENIDO:
1. AFIRMACIONES
Y ACLARACIONES
2. INTRODUCCIÓN
3. LA
HISTORIA DE LA INDUSTRIA DE DEFENSA AÉREA EN COLOMBIA.
LOS PRIMEROS AÑOS DE LA FAC
LOS TIPOS DE AVIONES QUE SE USABAN POR LA FAC EN SUS INICIOS
AVIONES DE OBSERVACIÓN
AVIONES DE TRANSPORTE
LA TRANSFORMACIÓN CONTINUA DE LA FAC
LA DÉCADA DE 1970
LA CREACIÓN DE LA EMPRESA COLOMBIANA DE AVIACIÓN (ELCA)
LA DÉCADA DE 1980
LA DÉCADA DEL 2000
4.
LA ACTUALIDAD
EN LA FAC
5. EL
FUTURO DE LA FUERZA AEROESPACIAL COLOMBIANA
6.
EXPLORANDO FRONTERAS CELESTIALES: COLOMBIA
Y SU DERECHO AL ESPACIO ULTRATERRESTRE
7.
MODERNIZACIÓN URGENTE PARA SALVAGUARDAR LA
SEGURIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Y CAPACIDADES OPERATIVAS DE LA FUERZA
AEROESPACIAL
CONTEXTUALIZACIÓN GENERAL DE
“POSIBLES O FUTURAS” AMENAZAS.
LAS AMENAZAS TERRORISTAS Y LAS
NECESIDADES DE MODERNIZACIÓN
IMPLICACIONES EN TEMAS DE
SEGURIDAD
IMPLICACIONES PARA LA
SEGURIDAD NACIONAL
IMPLICACIONES PARA LA
SEGURIDAD INTERNA
IMPLICACIONES PARA LA
INDUSTRIA AEROESPACIAL COLOMBIANA
RECOMENDACIONES
8.
PROPUESTAS DEL “POSIBLE” FUTURO CAZA DE LA
FUERZA AEROESPACIAL COLOMBIANA.
F-16 VIPER BLOCK 70 DE LOCKHEED MARTIN: LA
PROPUESTA ESTADOUNIDENSE PARA COLOMBIA
DASSAULT RAFALE - FRANCIA: EL COLOSO FRANCÉS EN
AMÉRICA LATINA
EL SAAB GRIPEN NG – SUECO: UNA OPCIÓN
VANGUARDISTA PARA COLOMBIA
EUROFIGHTER TYPHOON TRANCHE 2 DE SEGUNDA MANO –
UNA ALTERNATIVA ROBUSTA PARA COLOMBIA
9.
ULTIMO DISCURSO DEL AÑO 2023 DEL COMANDANTE
EN JEFE DE LAS FFMM Y EXPECTATIVAS EN EL SECTOR AERONAUTICO.
10. CONCLUSIONES.
Afirmación: Se hace la salvedad de que en el
presente escrito se hace referencia a la antigua Fuerza Aérea Nacional (FAN) en
sus inicios, así como a la posterior Fuerza Aérea Colombiana (FAC) y,
finalmente, a la Fuerza Aeroespacial de Colombia (FAC), todas ellas siendo la
misma institución que ha experimentado transformaciones a lo largo de los años.
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manera objetiva y precisa, sin que una fuente desconozca la otra.
ALAS DE CAMBIO
DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS EN LA MODERNIZACIÓN DE LA FUERZA AEROESPACIAL
COLOMBIANA
INTRODUCCIÓN
En la
actualidad, la Fuerza Aeroespacial de Colombia (FAC) emerge como un pilar
fundamental en el panorama de seguridad nacional, desafiando percepciones
establecidas al adoptar el nombre de "Fuerza Aeroespacial de
Colombia" en lugar de la tradicional "Fuerza Aérea Colombiana".
Esta evolución refleja no solo una actualización semántica, sino también un
ajuste estratégico a los desafíos contemporáneos que enfrenta la nación.
La
industria de defensa aeroespacial colombiana ha experimentado un notable
crecimiento, respondiendo de manera significativa a desafíos cruciales en los
últimos años. Este auge encuentra sus raíces en la creciente amenaza
terrorista, las acciones delictivas de Grupos Armados Organizados (GAO) y
Grupos Delincuenciales Organizados (GDO), así como la imperiosa necesidad de
modernizar las capacidades defensivas del país. Además, la entrada estratégica
de inversión extranjera ha desempeñado un papel crucial en este proceso.
Frente
a amenazas internas y externas que van desde el narcotráfico hasta el
terrorismo transnacional y el crimen organizado, Colombia se ve compelida a
tomar medidas decisivas para salvaguardar su seguridad nacional. En este
contexto, la FAC, aunque equipada con una variedad de recursos militares, se
enfrenta al desafío de modernizar sus capacidades para hacer frente a las
amenazas actuales.
La
adquisición de nuevos aviones de combate y sistemas de defensa aérea se
presenta como una necesidad apremiante; sin embargo, se encuentra obstaculizada
por recursos limitados y la complejidad de la burocracia política. En este
escenario, la inversión extranjera emerge como un componente esencial, no solo
facilitando el acceso a tecnologías avanzadas, sino también contribuyendo al
desarrollo sostenible de la industria.
Este
informe tiene como propósito desglosar la historia, el estado actual y el
futuro de la industria de defensa aeroespacial colombiana. Además, se llevará a
cabo una comparación detallada con las fuerzas aéreas de Brasil, Argentina y
Chile, proporcionando así una perspectiva amplia y contextualizada en
Suramérica. Utilizando una metodología basada en la revisión exhaustiva de la
literatura legal y jurídica, entrevistas con expertos del sector y análisis de
datos provenientes de fuentes oficiales, este informe-investigativo busca
ofrecer una visión integral y detallada de la industria, reflexionando sobre
las implicaciones de su desarrollo para la seguridad nacional de Colombia.
LA HISTORIA DE LA INDUSTRIA DE
DEFENSA AÉREA EN COLOMBIA:
A lo
largo de más de diez décadas, la Fuerza Aeroespacial de Colombia (FAC) ha
desempeñado un papel crucial en la protección de los cielos colombianos y en la
salvaguardia de la integridad territorial. Celebrando recientemente sus 104
años de existencia, la FAC ha atravesado períodos de innovación, desafíos
estratégicos y momentos destacados que han contribuido a forjar una industria
aérea robusta y resiliente.
Los
Primeros Años de la FAC
La Ley
126 del 31 de diciembre de 1919, que creó la "Arma de Aviación del
Ejército", estableció una rama de la aviación dentro del Ejército
Nacional, sentando los cimientos de la actual Fuerza Aeroespacial de Colombia.
Más
adelante, el 18 de junio de 1920, el mayor Félix Castillo Mariño llevó a cabo
el primer vuelo en solitario de un piloto colombiano. En 1920, la primera
Misión Militar Aérea de origen francés, liderada por el coronel Pierre René
Guichard, arribó al país, permaneciendo hasta el 28 de abril de 1922. Fue en
este año que la Escuela de Aviación se vio obligada a cerrar debido a problemas
técnicos y económicos que obstaculizaron la capacitación de nuevos aviadores.
No obstante, el 4 de octubre de 1921, en Flandes, los estudiantes de vuelo
Félix Castillo Mariño, Luis Silva Gómez, Abraham Liévano, Delfín Torres Durán,
Eduardo Gómez Posada y José Ignacio Forero obtuvieron la licencia de piloto
militar de pista. Estos eventos tempranos marcaron el inicio de una historia
rica y compleja que sigue evolucionando hasta nuestros días.
En sus
primeros días, la FAC, que recientemente cumplió 104 años, inició sus
operaciones con una modesta flota compuesta principalmente por aviones de
observación y transporte. En esta fase inicial, la FAC contó con el invaluable
servicio de pilotos extranjeros, especialmente franceses, que con destreza y
dedicación operaron estos aviones.
Francia,
con su abundancia de pilotos militares con experiencia en la Primera Guerra
Mundial y una próspera industria aeronáutica, desempeñó un papel fundamental en
esta etapa inicial. Esto llevó a la apertura, en 1921, de la primera Escuela
Militar de Aviación en el municipio de Flandes, en el Departamento del Tolima,
bajo la influencia y dirección de la aviación francesa.
Estas
aeronaves, en sus funciones primordiales, se desplegaban para la vigilancia
minuciosa del territorio nacional, representando los ojos vigilantes que
resguardaban la integridad de Colombia. Además, desempeñaban un papel crucial
en el transporte de tropas y suministros, siendo eslabones vitales en la
movilización estratégica y logística de las nacientes fuerzas armadas.
Los Tipos de Aviones Utilizados por la FAC en Sus
Inicios:
Aviones de Observación:
1.
Caudron G-III
(1921): En los albores de su existencia, la FAC adoptó el Caudron G-III, un
avión biplano de ala alta equipado con un motor de 120 caballos de fuerza. Este
biplano francés, incorporado en 1921, destacaba por su velocidad máxima de 140
kilómetros por hora y un alcance impresionante de 500 kilómetros. Designado
específicamente para la observación del territorio nacional, el Caudron G-III
se convirtió en un pilar esencial en las primeras operaciones de vigilancia de
la FAC. Su presencia en los cielos colombianos marcó el inicio de una era en la
que la aviación desempeñaría un papel fundamental en la protección y
salvaguardia de la integridad territorial. Este avión no solo representaba la
avanzada tecnología de la época, sino que también simbolizaba la determinación
de la FAC para emplear las mejores herramientas disponibles en su misión de
defender los cielos colombianos.
(Fotografía 1)[1]
2. Caudron G-IV: La introducción del Caudron G-IV
marcó un paso significativo en la evolución de la flota de la FAC. Este avión
biplano de ala alta, equipado con un motor potente de 160 caballos de fuerza,
se integró para fortalecer las capacidades de observación aérea. Ingresando en
servicio con la FAC, este biplano francés, caracterizado por su velocidad
máxima de 160 kilómetros por hora y un alcance extendido de 600 kilómetros,
desempeñó un papel polifacético.
(Fotografía 2)[2]
Además
de su función primordial de observación del territorio nacional, el Caudron
G-IV se destacó por su versatilidad al ser utilizado para el transporte
estratégico de tropas y suministros. Esta capacidad dual subrayó la
adaptabilidad de la FAC a las demandas cambiantes de la seguridad nacional y
marcó un avance en la logística aérea militar. La presencia del Caudron G-IV en
los cielos colombianos simbolizó no solo la mejora tecnológica continua, sino
también la creciente importancia de la FAC como una fuerza aérea moderna y
multifuncional.
Aviones de Transporte:
3.
Caudron C-5[3]: La
adquisición de los aviones Caudron C-5 marcó un capítulo destacado en la
historia de la Fuerza Aérea de Colombia (FAC). En total, se incorporaron 12
unidades de este robusto avión biplano de ala alta, equipado con un motor de
200 caballos de fuerza. El Caudron C-5, recibido por la FAC según los registros
de Smith en 2023, demostró ser una pieza clave en las operaciones de transporte
militar.
(fotografía 3)[4]
Con una velocidad máxima de 180 kilómetros por hora
y un alcance de 700 kilómetros, este biplano francés no solo destacaba por sus
especificaciones técnicas avanzadas, sino que también se destacaba por su
versatilidad. Su función principal residía en el transporte estratégico de
tropas y suministros, consolidándose como un activo esencial en las operaciones
logísticas de la FAC. La flota de Caudron C-5 simbolizó la capacidad de la FAC
para proyectar fuerza y movilidad en diferentes escenarios, contribuyendo de
manera significativa a la eficacia y respuesta operativa de la fuerza militar
aérea colombiana.
LA
TRANSFORMACIÓN CONTINUA DE LA FAC:
Un
episodio clave en la evolución de la Fuerza Aeroespacial de Colombia (FAC) se
escribió con el decreto 1756 del 8 de noviembre de 1924, cuando la Escuela de
Aviación Militar, cerrada previamente, resurgió en el municipio de Madrid,
Cundinamarca. Esta vez, la orientación y dirección de la escuela estuvieron a cargo
de la misión suiza, marcando un nuevo capítulo en la historia de la FAC.
Durante ese mismo año, bajo la presidencia de Pedro Nel Ospina, no solo se
reactivó la Escuela, sino que también se estableció la Base Aérea Mayor Justino
Mariño, que hoy alberga el Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN). Los aviones
de entrenamiento biplanos Wild WT, de origen suizo, se incorporaron al servicio
activo de la Aviación Militar Nacional en noviembre de 1924.[5]
Este
capítulo inicial estableció los cimientos de una institución que evolucionaría
con el tiempo, transformándose desde sus modestos inicios en una fuerza aérea
moderna y dinámica. Estos aviones pioneros y sus operadores extranjeros
trazaron las primeras líneas de la defensa aérea colombiana, sentando las bases
para el desarrollo continuo de la industria aérea en el país.
El 12
de enero de 1927 marcó la incorporación del avión de combate Falcon O-1
Ricaurte al servicio activo, uniéndose a las aeronaves suizas de entrenamiento
Wild X. Posteriormente, el 12 de junio, se llevó a cabo el primer vuelo en
escuadrilla sobre Bogotá, protagonizado por los Wild con los números 13 y 14.
Sin embargo, la aviación colombiana enfrentó obstáculos una vez más, ya que en
1928, debido a deficiencias en las instalaciones y al pobre estado del material
de instrucción, la escuela se vio obligada a cerrar temporalmente.[6]
A
pesar de enfrentar diversos desafíos, el teniente Benjamín Méndez Rey alcanzó
un logro significativo al llevar a cabo el primer vuelo internacional de un
piloto colombiano. Este histórico viaje se realizó desde Nueva York a Bogotá
entre el 29 de noviembre de 1928 y el 2 de enero de 1929.
La
reactivación de la Escuela ocurrió el 20 de marzo de 1929, marcando el inicio
de su funcionamiento continuo hasta la fecha. Los éxitos no cesaron, y el 12 de
enero de 1931, el teniente Enrique Santamaría Manccini y el mayor Delfín Torres
Durán realizaron el primer vuelo nocturno sobre la capital, con una duración de
1 hora y 15 minutos. En ese mismo año, el capitán Arturo Lema Posada lideró uno
de los cruceros más audaces en la historia colombiana, junto a los tenientes
Abraham Liévano y Ernesto Esguerra. Este recorrido abarcó las ciudades de
Madrid, Cundinamarca, Cartago, Buga, Palmira, Cali, Popayán, Pasto, Ipiales y
Neiva.
La
Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) recibió sus primeros aviones de combate en
1932, específicamente los Curtiss F-11C Hawk II. Estos aviones fueron
adquiridos a través de una colecta nacional que recaudó más de 1 millón de
pesos (Parodi, 2018, p. 24). La iniciativa de la colecta nacional fue impulsada
por el gobierno colombiano y la preocupación general de la población ante la
creciente tensión entre Colombia y Perú.
Los
aviones, de tipo biplano de caza y bombardeo ligero, equipados con dos
ametralladoras Browning M2 de 7,62 mm (una en cada ala), fueron comprados a
Estados Unidos y entregados a la FAC. Los Curtiss F-11C Hawk II tenían una
velocidad máxima de 202 mph y un alcance de 400 millas. Estos aviones
desempeñaron un papel fundamental en la Guerra colombo-peruana de 1932-1933.[7]
(Fotografía 4)[8]
La
colecta nacional destinada a la adquisición de los Curtiss F-11C Hawk II marcó
un hito crucial en la historia de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC). Este
evento se erige como un destacado ejemplo de la unidad y el patriotismo
arraigados en el corazón del pueblo colombiano.
Los
aviones Curtiss F-11C Hawk II desempeñaron una función esencial durante la
guerra contra Perú en los años 1932-1933. Participaron activamente en misiones
de ataque, bombardeo y reconocimiento, desempeñando un papel fundamental en la
victoria alcanzada por Colombia.
En el
transcurso del conflicto, el 7 de agosto de 1932, el piloto colombiano José
María Córdova logró derribar el primer avión peruano, un Nieuport 24. Este
avión, que llevaba a cabo una misión de reconocimiento sobre la zona del río
Putumayo, fue interceptado por la aeronave colombiana. Trágicamente, el piloto
peruano, el teniente Rafael Benavides, perdió la vida en el derribo, marcando
un episodio significativo en la historia de la confrontación.[9]
Este
derribo fue un importante hito para la Fuerza Aérea Colombiana, ya que fue la
primera vez que un avión colombiano derribaba a un avión enemigo. El derribo
destruyó la moral de los pilotos peruanos, y demostró la capacidad de la FAC de
defender el espacio aéreo colombiano.
Según
Valencia Tovar (2002), García (2008) y Jaramillo (2013), Colombia derribó 10
aviones peruanos durante el conflicto. Entre ellos se encuentran los modelos
Nieuport 24 (derribados el 7, 15, 20, 21 y 22 de agosto de 1932,
respectivamente) y Potez 25 (derribados el 23, 24 y 25 de agosto de 1932.[10][11][12]
Los
derribos de aviones peruanos desempeñaron un papel crucial en el desenlace del
conflicto, contribuyendo significativamente a debilitar la capacidad aérea
peruana. Tras la guerra, los Curtiss F-11C Hawk II continuaron siendo
utilizados en misiones de entrenamiento y patrulla. Sin embargo, con el avance
de la tecnología aeronáutica, estos aviones se volvieron obsoletos y fueron
retirados del servicio en 1942, siendo reemplazados por aeronaves más modernas.
El 3
de septiembre de 1932 marcó un hito crucial para la historia de la aviación
militar en Colombia, con el inicio del servicio de transporte militar. Este
acontecimiento estuvo respaldado por la adquisición de aeronaves alemanas de
renombre, como los Junkers F-13, W-34, Ju-52, y Dornier Merkur II Do-K y Wal
Do-J.
En una
de las acciones más destacadas de la guerra, el 26 de marzo de 1933, un grupo
de Hawk II colombianos atacó la guarnición peruana de Güepí, ubicada en la
margen derecha del río Putumayo. El ataque fue exitoso y obligó a los peruanos
a abandonar la guarnición.
Sin
embargo, el verdadero impulso para el desarrollo de la aviación militar
colombiana se gestó a raíz del conflicto con Perú. Este episodio no solo puso
de manifiesto la importancia estratégica de contar con una fuerza aérea sólida,
sino que también marcó un periodo clave en la evolución y fortalecimiento de la
Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, consolidándola como una
institución fundamental para la formación y capacitación de pilotos en el país.
En
1935, la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez (EMAVI) adoptó el
nombre del destacado piloto comercial Ernesto Samper Mendoza, una designación
que se mantuvo hasta 1955. En ese año, se llevó a cabo un cambio significativo
y la escuela fue rebautizada con el título de Marco Fidel Suárez, nombre que
perdura en la actualidad.[13]
La
confrontación condujo a la creación de bases aéreas en distintas regiones del
territorio nacional. A pesar de enfrentar inexperiencia en combate terrestre,
fluvial y aéreo, Colombia maximizó sus recursos nacionales para fortalecer su
poder militar y proteger sus derechos territoriales. Este conflicto marcó el
reconocimiento de la soberanía sobre el territorio en disputa, proporcionando
un contexto histórico y justificación militar fundamentales para la creación y
la continua existencia de la actual Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC).
Los
primeros aviones de la FAC, seis Curtiss F11C Goshawk, tres Wild X y dos CW-14
Osprey, fueron adquiridos en Estados Unidos y empleados en la guerra contra
Perú. Posteriormente, tras el conflicto, la FAC experimentó un periodo de
notorio crecimiento y modernización, consolidando su papel crucial en la
defensa de la soberanía nacional y el desarrollo de la infraestructura aérea
del país.
En
1937, la FAC dio un paso significativo al incorporar a su flota los primeros
aviones de entrenamiento, los Stearman PT-17 Kaydet, enriqueciendo así las
capacidades de formación de pilotos. Luego, en 1940, la FAC adquirió 100
aviones North American AT-6 Texan para el entrenamiento básico de pilotos,
marcando otro avance en su capacidad operativa.
La
internacionalización de la formación aérea fue evidente con el envío, en el
mismo año, del primer grupo de oficiales de la Fuerza Aérea a la Base de
Randolph en Texas, compuesto por los tenientes Alberto Pauwels Rodríguez,
Carlos Uribe Uribe, Jesús García Bonilla y Rafael Valdés Tavera. Este paso
reflejó el compromiso de la FAC con el desarrollo continuo de sus recursos
humanos y la mejora constante de sus capacidades operativas.
(Fotografía 5)[14]
En
1942, la aviación militar colombiana experimentó mejoras significativas en sus
capacidades, lo que llevó a un papel crucial en el uso del poder aéreo para
proteger la soberanía nacional. Como resultado de estos avances, se llevó a
cabo una reestructuración importante ese mismo año, dando lugar a la creación
de la Fuerza Aérea Nacional (FAN). Esta nueva entidad marcó la separación de
las ramas militar y civil, que previamente estaban fusionadas. En los años
siguientes, la FAN se transformó en la Fuerza Aérea Colombiana, y
posteriormente en Fuerza Aeroespacial de Colombia (FAC), consolidando su
identidad y manteniendo un papel esencial en la seguridad y desarrollo
aeroespacial del país.
En
cuanto al Comando Aéreo de Combate No. 3 (CACOM-3) y la Base Aérea Mayor
General Alberto Pauwels Rodríguez, su historia se remonta al año 1942. Este
periodo significativo encuentra su origen en el momento en que Colombia, como
respuesta al hundimiento de dos goletas colombianas por un submarino alemán,
decide romper relaciones con Alemania.
En
respuesta a estos acontecimientos, se lleva a cabo la organización del
Escuadrón de Combate y Reconocimiento en Barranquilla. Este escuadrón estaba
equipado con seis aeronaves Texan T-6 y operaba bajo la dependencia de la Base
de Palanquero. Su desempeño se prolongó hasta la conclusión de la Segunda
Guerra Mundial, marcando así los primeros pasos del CACOM-3 en la escena aérea
militar colombiana. Desde entonces, el Comando Aéreo de Combate No. 3 ha
evolucionado y desempeñado un papel crucial en la defensa y seguridad del
espacio aéreo nacional.[15]
En el
proceso de fortalecimiento de sus capacidades, la FAC adquirió en 1942 los
primeros aviones de transporte, los Douglas DC-3 Dakota. Esta adición marcó un
hito significativo en la flota aérea colombiana.
(Fotografía 6)[16]
Con
respecto al Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN) y la Base Aérea Mayor
Justino Nariño Cuesta, se destaca un momento clave en su evolución. En el año
1943, se dio un paso fundamental con la creación del Centro de Instrucción
Aérea para Pilotos Civiles en dicha instalación. Esta iniciativa marcó un hito
importante en la formación y capacitación de profesionales en el ámbito aéreo.
Posteriormente,
esta instalación fue designada como la "Escuela de Clases Técnicas,"
desempeñando un papel crucial como Base de transporte de la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC) en el período comprendido entre 1953 y 1956. Este cambio de
función subraya la adaptabilidad y la versatilidad de la Base Aérea Mayor
Justino Nariño Cuesta, que ha desempeñado roles fundamentales tanto en la
formación técnica como en el apoyo logístico para la FAC a lo largo de los
años.
En el
mismo año, se consolidó el servicio del "Escuadrón 101 de Transporte"
en la Base Aérea de Madrid, Cundinamarca, según el Decreto No. 2321 de 1943.
Esta unidad operativamente dependía del Comando de la FAC. El Escuadrón 101
recibió diversas aeronaves, como los Texan T-6, y en 1946 se incorporaron los
cazas P-47 Thunderbolt y los bombarderos B-25 y B-26, ampliando aún más las
capacidades operativas de la FAC. Estas adiciones estratégicas consolidaron el
papel fundamental de la Fuerza Aérea Colombiana en la seguridad nacional y el
desarrollo aeroespacial del país.
(Fotografía
7)[17]
(Fotografía
8)[18]
Dotado
con una flota diversa que incluía aviones como el Junkers W-34, Junkers 52,
Cóndor BT-32 (C-30), C-60A Lodestar y Skytrain C-47, el Escuadrón 101 emergió
como un centro destacado del transporte militar durante los cruciales eventos
del 9 de abril de 1948 en Colombia. En ese momento crítico, se estableció un
puente aéreo estratégico para movilizar tropas desde diversas regiones del país
hacia la capital, desempeñando un papel crucial en el mantenimiento del orden
público.
La
prominencia adquirida por el Escuadrón 101 durante estos eventos subraya la
importancia y la eficacia de la Fuerza Aeroespacial Colombiana en la gestión de
situaciones de emergencia y la movilización rápida de recursos militares para
garantizar la estabilidad en momentos críticos de la historia del país.
(Fotografía
9)[19]
(Fotografía
10)[20]
(Fotografía
11)[21]
En un hito significativo en 1947, la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC)
amplió aún más su capacidad al recibir los primeros aviones de combate
modernos, los North American F-51 Mustang. Este paso marcó una mejora
sustancial en la capacidad de combate de la FAC, fortaleciendo su posición en
el ámbito militar.[22]
En la
década de 1950, la FAC continuó su proceso de modernización al adquirir una
variedad de nuevos aviones. Entre estos destacaban los Grumman F9F Panther, que
contribuyeron a la capacidad de la FAC en el ámbito de la aviación naval.
Además, se sumaron a la flota los Douglas A-26 Invader, ampliando las
capacidades de ataque y bombardero de la fuerza aérea. También se introdujo el
Lockheed T-33 Silver Star, fortaleciendo las capacidades de entrenamiento
avanzado.
(Fotografía 12)[23]
En
1952, el helicóptero hizo su entrada en Colombia, respondiendo a la necesidad
planteada por el Ministerio de Obras Públicas y la visión de su Ministro, Jorge
Leyva Urdaneta. La iniciativa tenía como objetivo supervisar y respaldar la
construcción del Ferrocarril del Magdalena, utilizando dos helicópteros de la
marca Hiller. Para garantizar el mantenimiento y entrenamiento de pilotos y
técnicos, se estableció un acuerdo con la Base Aérea "Capitán Germán
Olano" (Pinto, 1965, p. 3).
A
finales de 1952, la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) amplió su flota con la
adquisición de tres helicópteros de la marca Bell, modelo 47-D1 (Sioux OH-13G).
Este paso marcó un hito en la capacidad operativa de la FAC al incorporar la
versatilidad de los helicópteros a sus operaciones.
El 1
de enero de 1953, en respuesta a un ataque insurgente a la Base Aérea
"Capitán Germán Olano", se llevó a cabo la primera operación de orden
público con helicópteros en la historia de la FAC. Este evento subrayó la
rápida adaptación de la fuerza aérea a las nuevas capacidades aéreas y su
capacidad para utilizar helicópteros en situaciones tácticas y estratégicas,
consolidando aún más su papel en la seguridad nacional.[24]
En
1953, se estableció un hito crucial con la creación de la Escuela Militar de
Aviación "Marco Fidel Suárez". Esta institución se consolidó como la
principal escuela de formación de pilotos y oficiales de la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC), desempeñando un papel fundamental en el desarrollo y
capacitación del personal aéreo del país.[26]
Con el
objetivo de impulsar el avance tecnológico en la aviación, se fundó en 1956 la
Corporación de la Industria Aeronáutica Colombiana (CIAC). Esta entidad comenzó
sus operaciones en la Base Aérea de Madrid en 1963 y, a lo largo de las décadas
siguientes, experimentó un notable progreso tecnológico.[27] La CIAC incorporó equipos de laboratorio
avanzados, herramientas especializadas y bancos de prueba. Estas adiciones
permitieron la reparación, calibración y optimización de aeronaves, así como el
diagnóstico preciso de sus estructuras. La adquisición de equipos patrón de
alta precisión para calibrar instrumentos y sistemas destacó el compromiso de
la CIAC con el desarrollo tecnológico, consolidándola como una entidad clave en
el impulso y la mejora continua de la industria aeroespacial colombiana.[28]
En la
década de 1960, la FAC marcó nuevos avances al adquirir sus primeros aviones de
reacción, los Hawker Hunter, y recibir los primeros helicópteros, los Bell UH-1
Iroquois. Estos avances estratégicos fortalecieron las capacidades operativas
de la FAC en diversos frentes.
En
cuanto al Comando Aéreo de Combate No. 2 (CACOM-2) y la Base Aérea Capitán Luis
Francisco Gómez Niño, es notable destacar que en el año 1961 la base recibió el
honor de llevar el nombre "Base Aérea Luis F. Gómez Niño". Este
cambio de denominación fue un merecido homenaje a uno de los grandes héroes de
la aviación colombiana.
Simultáneamente,
se llevaron a cabo ampliaciones en la capacidad operativa de la base,
permitiéndole asumir diversas misiones estratégicas. Esto se logró gracias al
potencial de aeronaves como los C-47, destinados para el apoyo a unidades
aerotransportadas, los B-26, utilizados para bombardeo y entrenamiento
antisubmarino, así como los C-45 y U-6A, desplegados para enlace y patrullaje.
Estos avances consolidaron a la Base Aérea Luis F. Gómez Niño como una
instalación fundamental y versátil dentro del CACOM-2, contribuyendo
significativamente a la misión y operaciones de la Fuerza Aérea Colombiana.
(Fotografía 14) [29]
(Fotografía 15)[30]
En
relación al Comando Aéreo de Combate No. 4 (CACOM-4) y la Base Aérea Teniente
Coronel Luís Francisco Parra Pinto, es relevante destacar el año 1961 como un
periodo de avances significativos. Este progreso se atribuye a la intervención
del presidente Alberto Lleras Camargo, quien gestionó ante su homólogo de los
Estados Unidos, el presidente Dwight David Eisenhower.
Gracias
a estas gestiones diplomáticas, se logró la adquisición de tres helicópteros
medianos para el CACOM-4. Estos helicópteros eran del modelo Huskie HH-43B,
fabricados por la reconocida empresa estadounidense Kaman. Esta incorporación
representó un hito importante en la modernización y diversificación de las
capacidades operativas del CACOM-4, fortaleciendo su capacidad para cumplir con
sus responsabilidades en la Fuerza Aérea Colombiana.[31]
(Fotografía 16)[32]
Uno de
los eventos más importantes de este período fue la adquisición de los aviones
de combate F-86 Sabre en 1961. Estos aviones, que eran de fabricación
estadounidense, reemplazaron a los antiguos aviones P-51 Mustang y F-80
Shooting Star. Los F-86 Sabre eran aviones más avanzados y mejor equipados, y
proporcionaron a la FAC una importante ventaja en el combate aéreo.
La FAC
también aumentó su capacidad de combate durante este período. En 1962, se creó
la Escuela de Guerra Aérea, que es la escuela de formación de oficiales para la
FAC. La Escuela de Guerra Aérea fue fundamental para el desarrollo de las
capacidades de liderazgo y mando de la FAC.
Además
de la adquisición de nuevos aviones, la FAC también modernizó su
infraestructura durante este período. En 1963, se inauguró la Base Aérea de
Tolemaida, que es la base aérea más grande de Colombia. La Base Aérea de
Tolemaida fue fundamental para el entrenamiento de pilotos y personal de
mantenimiento de la FAC.
En
1965, la FAC también adquirió los aviones de transporte C-130 Hercules. Estos
aviones, que son de fabricación estadounidense, fueron utilizados para
transportar tropas y suministros a las zonas remotas del país. Los C-130
Hercules fueron fundamentales para la FAC en su lucha contra la guerrilla y el
narcotráfico.[33]
En
1968, la FAC dio otro paso significativo al recibir sus dos primeros aviones
Hércules C-130B, designados como FAC-1001 y FAC-1002. Estas aeronaves fueron
especialmente diseñadas para llevar a cabo misiones de transporte de tropas y
equipo militar, demostrando su capacidad para aterrizar en pistas cortas y no
pavimentadas, lo que cumplió con los requisitos operativos específicos que la
FAC enfrentaba en esa época. Estos aviones ampliaron aún más la versatilidad de
la FAC en el ámbito militar y logístico.[34]
(Fotografía 17)[35]
En 1968, la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) expandió su flota con la adquisición
de aviones de entrenamiento primario T-41 Mescalero, fortaleciendo así sus
capacidades en la formación de nuevos pilotos. Estos aviones desempeñaron un
papel crucial en el programa de entrenamiento de vuelo de la FAC,
proporcionando a los pilotos en formación la experiencia necesaria para avanzar
en su carrera aérea.[36]
(Fotografía 18)[37]
En
1968, la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) experimentó un incremento significativo
en su capacidad de helicópteros con la adquisición de doce aeronaves del tipo
Cayuse OH-6A. Esta expansión de la flota de helicópteros proporcionó a la FAC
una mayor versatilidad y capacidad operativa, permitiéndole realizar una
variedad de misiones, desde operaciones tácticas hasta labores de transporte y
reconocimiento.
Los
helicópteros Cayuse OH-6A, conocidos por su agilidad y versatilidad,
desempeñaron un papel esencial en la ejecución de diversas operaciones,
fortaleciendo la capacidad de la FAC para responder a situaciones estratégicas
y tácticas en diferentes entornos. Esta adquisición marcó un hito en la
expansión de las capacidades aéreas de la FAC y su capacidad para adaptarse a
las demandas operativas cambiantes.[38]
(Fotografía 19)[39]
A lo
largo de los años, los UH-1H han desempeñado un papel crucial en una variedad
de funciones, destacando en tareas como entrenamiento, transporte de tropas,
evacuaciones aeromédicas, escoltas aéreas y operaciones psicológicas mediante
perifoneo. La versatilidad de estos helicópteros ha permitido a la FAC
responder de manera efectiva a diversas situaciones operativas, consolidando su
presencia y contribución significativa en el ámbito de la seguridad y el
servicio público en Colombia.
(Fotografía 20)[40]
LA DÉCADA DE 1970:
El 1 de enero de 1970, la Escuela de Suboficiales "Capitán Andrés M.
Díaz" (ESUFA) consolidó su ubicación en Madrid, Cundinamarca, con
instalaciones nuevas, convirtiéndose en su sede definitiva. Esta fecha marcó un
hito en la historia de la formación de suboficiales de la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC), proporcionando un espacio dedicado y equipado para el
desarrollo y la capacitación de personal subalterno.
En la
década de 1970, según la información proporcionada por la FAC, la fuerza aérea
adquirió sus primeros aviones de transporte C-130 Hercules. Estos aviones
llegaron a Colombia en 1972 y fueron recibidos por el entonces presidente
Misael Pastrana Borrero. La incorporación de los C-130 Hercules representó un
avance significativo para la FAC, ya que proporcionaron una capacidad de
transporte aéreo sin precedentes. Estos aviones permitieron a la fuerza aérea
llevar a cabo misiones de transporte, búsqueda y rescate, así como ofrecer un
apoyo logístico fundamental para sus operaciones.
(Fotografía 21)[41]
En la
década de 1970, la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) experimentó una notable mejora
en sus capacidades con la adquisición de los primeros aviones de combate
supersónicos. Estos aviones pioneros fueron los Dassault Mirage III, que
arribaron a Colombia en 1972. La introducción de los Mirage III representó un
avance significativo para la FAC, ya que proporcionaron una capacidad de
combate aéreo sin precedentes.
Equipados
con capacidades supersónicas, los Mirage III brindaron a la FAC la capacidad de
defender el espacio aéreo colombiano de posibles amenazas. Su velocidad y
maniobrabilidad avanzadas los convirtieron en una herramienta estratégica para
la vigilancia y la disuasión, consolidando así la capacidad de la FAC para
responder eficazmente a situaciones que requerían intervención aérea de alto
rendimiento.
(Fotografía 22)[42]
La
adquisición de los aviones C-130 Hercules y Mirage III en la década de 1970
marcó un hito crucial en la historia de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). Estos
dos tipos de aeronaves proporcionaron a la FAC capacidades sin precedentes en
áreas clave, mejorando significativamente la capacidad de defensa del país.
Los
C-130 Hercules, al ser aviones de transporte, otorgaron a la FAC una capacidad
logística excepcional. Su versatilidad permitió llevar a cabo misiones de
transporte, búsqueda y rescate, así como proporcionar un apoyo logístico
esencial para diversas operaciones militares y humanitarias.
Por
otro lado, los Mirage III, como aviones de combate supersónicos, elevaron la
capacidad de defensa aérea de la FAC a un nuevo nivel. Equipados con tecnología
avanzada y capacidades de combate aéreo, estos aviones proporcionaron a
Colombia la capacidad de proteger su espacio aéreo de posibles amenazas,
asegurando la integridad y la soberanía del país.
En
conjunto, la adquisición de estos aviones representó una estrategia integral
para mejorar la capacidad operativa de la FAC, abarcando tanto el transporte
logístico como la defensa aérea. Este hito contribuyó significativamente al
fortalecimiento de la seguridad y defensa nacional de Colombia.
LA
CREACIÓN DE LA EMPRESA COLOMBIANA DE AVIACIÓN (ELCA)
La
Empresa Colombiana de Aviación (ELCA) fue fundada en 1972[43] por el gobierno colombiano con el
propósito de producir aviones de entrenamiento y transporte para la Fuerza
Aérea Colombiana (FAC). La empresa cesó sus operaciones en 2000, pero su legado
perdura en la FAC, que continúa utilizando aviones producidos por ELCA en su
flota.[44]
ELCA
se destacó por la producción de dos tipos de aeronaves:
·
ELCA T-92 Tumbes: Este avión de entrenamiento
básico se basaba en el Cessna T-37 Tweet, pero incorporaba un motor más potente
y una cabina de aviónica modernizada, mejorando así la experiencia de
entrenamiento para los pilotos en formación.
·
ELCA C-295: Este avión de transporte medio se
basaba en el CASA C-295, pero contaba con motores más potentes y una aviónica
modernizada. Su versatilidad lo convirtió en un activo valioso para la FAC en
operaciones de transporte logístico.
Además
de la producción de aeronaves, ELCA también desempeñó un papel importante en la
fabricación de piezas y componentes para otros sistemas de defensa aérea, como
los misiles tierra-aire Mistral. La empresa también contribuyó
significativamente a la formación de pilotos y técnicos de la FAC.
El legado de ELCA representa un hito importante para la industria aeronáutica colombiana. La empresa no solo desarrolló talento y experiencia local en la fabricación de aviones, sino que también proporcionó a la FAC una flota moderna que mejoró considerablemente la capacidad de defensa aérea del país. Aunque ya no está en funcionamiento, la contribución de ELCA sigue siendo relevante en la historia de la aviación militar colombiana.[45]
El 8
de noviembre de 1977, se estableció oficialmente el Grupo Aéreo del Norte
(GANOR) mediante la Disposición No. 7077 del Ministerio de Defensa Nacional,
dando origen al actual Comando Aéreo de Combate No. 3 (CACOM-3) en la Base
Aérea Mayor General Alberto Pauwels Rodríguez. En ese momento, el Mayor Santos
Enrique Cueto asumió el cargo como el primer comandante del GANOR, encargado de
dotar al grupo con el personal, material y equipo necesario para iniciar
operaciones.
La
flota de aeronaves asignada al GANOR incluía diversas aeronaves, tales como
T-41, Beaver U6A, Skytrain C-47 y Silver Star T-33. Además, se contaba con
helicópteros OH-6A, consolidando así una variedad de recursos aéreos para
cumplir con sus misiones operativas y estratégicas. Este acontecimiento marcó
el inicio de una nueva etapa para la Base Aérea Mayor General Alberto Pauwels
Rodríguez y sentó las bases para el desarrollo y la contribución del CACOM-3 en
la defensa aérea y seguridad en la región norte de Colombia[46]
En
1978, se asignó un presupuesto de 30 millones de pesos para construir la
plataforma de la nueva Base Aérea. Esta plataforma estaba en fase de
planificación y diseño, junto con otras instalaciones. Durante este tiempo, las
operaciones de control del área llevaron a los T-33 a adentrarse en el mar en
busca de aeronaves ilícitas con destino a los EE. UU., presentando un alto
riesgo.
Para
mejorar la eficacia en las operaciones contra el narcotráfico, se solicitó la
asignación de cazabombarderos tipo A-37 Dragonfly a través de gestiones
internacionales. En respuesta, se asignaron al GANOR doce aeronaves A-37B.
Estas llegaron en diciembre de 1978 y, con el respaldo de la Misión Aérea de
los EE. UU., se planificó la formación del personal y la incorporación del
equipo de apoyo.
El 13
de noviembre de 1978, el GANOR fue oficialmente inaugurado en una ceremonia
presidida por el General Luis Carlos Camacho Leyva, Ministro de Defensa, y
altos mandos militares. Este evento marcó el inicio de las operaciones del
grupo, consolidando su papel en la estrategia de defensa y seguridad en la
región.
(Fotografía 23)[47]
(Fotografía 24)[48]
Posteriormente, por disposiciones del Comando de la Fuerza Aérea Colombiana
(FAC), mediante la Resolución No. 1555 de 1979, al Grupo Aéreo del Norte se le
otorgó la categoría de Comando Aéreo de Combate No.3, equivalente militar a una
Brigada del Ejército. Esta reorganización reflejó la importancia estratégica y
el papel fundamental del grupo en las operaciones aéreas y de combate.
LA DÉCADA DE 1980:
En 1980, con la llegada de las
diez aeronaves A-37B y sus matrículas FAC 2153 al 2162, la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC) inició un proceso exhaustivo para asegurar la preparación
efectiva del personal y la operación eficiente de estas nuevas incorporaciones.
Se diseñó un detallado plan de entrenamiento que abordaba aspectos técnicos y
operativos con el objetivo de capacitar al personal en el manejo adecuado de
estas avanzadas aeronaves.
Simultáneamente, se coordinó
la incorporación del equipo de apoyo necesario para el mantenimiento y la
logística asociada con las A-37B. Este proceso contó con el respaldo y
colaboración de la Misión Aérea de los Estados Unidos, facilitando la
transferencia de conocimientos y la implementación de procedimientos
estandarizados. La colaboración con la Misión Aérea de los EE. UU. fue
fundamental para asegurar una transición suave y eficiente hacia la operación
plena de las nuevas aeronaves A-37B en la FAC.
Este proceso de integración no
solo destacó la importancia del entrenamiento detallado y la coordinación
logística, sino también la relevancia de la colaboración internacional para
aprovechar al máximo las capacidades de estas aeronaves avanzadas. La cooperación
con la Misión Aérea de los Estados Unidos no solo enriqueció el conocimiento
técnico, sino que también contribuyó al establecimiento de estándares de
excelencia en la operación de la flota de la FAC.
La transición exitosa hacia la
operación plena de las A-37B marcó un hito significativo en la historia de la
Fuerza Aérea Colombiana, demostrando la capacidad de adaptación y la
importancia de asociaciones estratégicas para fortalecer las capacidades operativas
en el ámbito aeronáutico militar.
(Fotografía
25)[49]
Bajo el paraguas del CACOM-4, el Comando Aéreo de Combate No. 4, con su sede en
la Base Aérea Teniente Coronel Luís Francisco Parra Pinto, se destaca un hito
histórico trascendental en 1982: la llegada triunfal de los aviones Osage
TH-55A (H-300). Este acontecimiento marcó un momento emblemático para la Fuerza
Aeroespacial de Colombia al incorporar estas aeronaves, consolidando así una
mejora sustancial en sus capacidades operativas y reafirmando el compromiso
constante con la modernización y el fortalecimiento de su flota aérea. (Fuerza
Aérea Colombiana, s. f., párr. 1)[50]
El 23 de julio de 1982, se
inauguró oficialmente el Comando Aéreo de Combate No. 3 en una ceremonia que
contó con la distinguida presencia del presidente Julio César Turbay Ayala y el
Comandante de la FAC, el General Raúl Alberto Paredes Diago. Este hito marcó
una evolución notable en la estructura y misión del grupo, consolidándolo como
una entidad crucial dentro de la Fuerza Aérea Colombiana y fortaleciendo su
capacidad para llevar a cabo operaciones aéreas estratégicas y tácticas en la
región.
Desde 1983, la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC) ha experimentado desarrollos significativos en su capacidad
operativa. La construcción de la pista de Marandúa en ese año marcó un hito al
permitir la realización de operaciones aéreas, convirtiéndose en una base de
lanzamiento clave para el Comando Aéreo de Combate No. 2 (CACOM-2). Este avance
estratégico fortaleció la presencia y capacidad de respuesta de la FAC en la
región.
En el mismo año, la FAC amplió
su capacidad con la adquisición de los dos primeros planeadores, el LB-23
Blanik y el IS-28B2. Estos planeadores, al incorporarse a la flota,
contribuyeron a diversificar y mejorar las capacidades de entrenamiento y
operativas de la Fuerza Aérea.
Simultáneamente, en 1983, el
Comando Aéreo de Transporte Militar (CATAM) en la Base Aérea Brigadier General
(H) Camilo Daza recibió el Stratolifter C-135/B-707 en su versión comercial.
Esta adición representó una mejora significativa en la capacidad de transporte
aéreo de la base, permitiendo operaciones más eficientes y versátiles.
Estos desarrollos en 1983
resaltan el compromiso continuo de la FAC con la modernización y el
fortalecimiento de sus capacidades, tanto en términos de infraestructura como
de equipamiento, consolidando su papel esencial en la defensa y seguridad del
territorio colombiano.
(Fotografía
26)[51]
Ubicado en el Archipiélago de
San Andrés y Providencia, el Grupo Aéreo del Caribe (GACAR) emergió el 13 de
junio de 1981 como una respuesta urgente para salvaguardar las fronteras
marítimas de Colombia. Aunque relativamente reciente en la historia de la Fuerza
Aeroespacial de Colombia, su posición estratégica y su capacidad para servir
como punto de lanzamiento de los aviones Kfir y M-5 impulsaron su ascenso a la
categoría de Grupo Aéreo. Este cambio también se atribuyó a su rápido
desarrollo y crecimiento.[52]
Gracias al compromiso ejemplar
de sus comandantes, al incansable esfuerzo de su personal y a la visión
progresista del Comando de la FAC, el GACAR ha experimentado mejoras
sustanciales en sus instalaciones, equipo RADAR, aeronaves y todos los demás
elementos necesarios para llevar a cabo con éxito la misión asignada en esta
zona estratégica del territorio colombiano.
En 1982, el GACAR incorporó a
su flota los helicópteros Osage TH-55A (H-300), añadiendo capacidades
adicionales para sus operaciones. Posteriormente, en 1989, se sumó el modelo
Huey UH-1N, enriqueciendo aún más las capacidades de la flota del GACAR. Estas
adiciones estratégicas no solo mejoraron la versatilidad y eficacia del grupo
para cumplir con su misión en la región del Caribe, sino que también
fortalecieron la capacidad de defensa y seguridad en esta área estratégica del
país.[53]
El constante crecimiento y
evolución del GACAR son testamento del compromiso continuo de la Fuerza
Aeroespacial de Colombia con la adaptación y mejora constante, asegurando así
una presencia sólida y efectiva en una región de vital importancia para la seguridad
nacional.
(Fotografía
27)[54]
En 1983, se registró otro hito
significativo con la inclusión de los dos primeros planeadores, el LB-23 Blanik
e IS-28B2, en la flota de la Fuerza Aérea Colombiana. La adopción de estos
planeadores introdujo una dimensión adicional al programa de entrenamiento,
proporcionando a los pilotos una experiencia única y contribuyendo de manera
significativa a su destreza en técnicas de vuelo sin motor.[55]
Simultáneamente, en ese mismo
año, en la Base Aérea Brigadier General (H) Camilo Daza, el Comando Aéreo de
Transporte Militar (CATAM) recibió la incorporación del avión Stratolifter
C-135/B-707 en su versión comercial. Este acontecimiento marcó un avance
crucial en la capacidad de transporte aéreo de la base, elevando de manera
significativa sus capacidades en este ámbito.
La adquisición de estos nuevos
activos no solo simbolizó un compromiso continuo con la modernización y
fortalecimiento de las capacidades operativas, sino que también subrayó la
diversificación estratégica de la flota de la Fuerza Aérea Colombiana en múltiples
frentes, desde la formación de pilotos hasta la mejora de la movilidad
estratégica. Estos desarrollos contribuyeron a posicionar a la FAC como una
fuerza aérea adaptable y altamente capacitada para abordar una amplia gama de
desafíos y escenarios operativos.
(Fotografía
28)[56]
Situado en el pintoresco Valle
de San Nicolás, en los terrenos del Aeropuerto de Rionegro, Antioquia, el
Comando Aéreo de Combate No. 5 (CACOM 5) - Base Aérea General Arturo Lema
Posada, emerge como una de las instalaciones más recientes y estratégicas de la
Fuerza Aérea Colombiana (FAC). Su construcción, iniciada en 1988, respondió a
las políticas gubernamentales destinadas a fortalecer el control operativo en
áreas críticas como Urabá y Magdalena Medio. Este proyecto de gran envergadura
estuvo bajo la supervisión del Teniente Coronel Jaime Plazas y el Teniente
Coronel Luis A. Sanabria. Desde el 15 de diciembre de 1989, la Base Aérea ha
albergado a un grupo selecto de individuos encargados de llevar a cabo la nueva
misión asignada a la FAC.[57]
En 1989, se dio inicio a la
modernización de la Base Aérea de Palanquero, con un enfoque especial en el
Grupo Técnico, una parte crucial de la estructura organizativa de los Comandos
Aéreos de Combate. Este proceso se centró en el desarrollo de teorías relacionadas
con la producción aeronáutica, el mantenimiento y el abastecimiento. Durante
ese mismo año, la base recibió los aviones K-fir, adquiridos al gobierno de
Israel bajo el programa Shibolet, los cuales se integraron de manera ágil a las
operaciones, consolidando la capacidad operativa del CACOM 5.
Estos acontecimientos en 1989
no solo marcaron un paso adelante en la modernización y fortalecimiento de las
capacidades operativas de la FAC, sino que también destacaron el compromiso
continuo de la fuerza aérea colombiana con la adaptación estratégica y la
mejora constante en la protección y defensa del territorio nacional.
(Fotografía
29)[58]
Parte de estas aeronaves
llegaron en una condición ya modernizada (tercera generación), mientras que
otras fueron adaptadas por el Escuadrón de Mantenimiento. Este proceso se llevó
a cabo de manera coordinada con la programación de los M-5 a mediano plazo.
Durante esta iniciativa, la electrónica y la sistematización desempeñaron roles
fundamentales para respaldar una aviación de combate altamente eficiente. Entre
los logros más destacados se incluyen el reabastecimiento en vuelo, la entrega
automática de armas, el control preciso mediante un moderno sistema de
navegación y una mejor maniobrabilidad.
En la década de los 90, el
gobierno colombiano emprendió un ambicioso programa para modernizar la Fuerza
Aérea Colombiana (FAC), con un enfoque clave en la compra de nuevos aviones de
combate y sistemas de defensa aérea. Este proyecto se destacó por su especial
atención en la incorporación de tecnologías avanzadas, tales como radares y
sistemas de vigilancia electrónica, con el objetivo de robustecer y fortalecer
las capacidades estratégicas de la FAC.
La modernización de la flota y
la adopción de tecnologías de vanguardia no solo demostraron el compromiso
continuo del gobierno colombiano con la seguridad nacional, sino que también
consolidaron la posición de la FAC como una fuerza aérea adaptativa y altamente
capacitada para enfrentar los desafíos contemporáneos en el ámbito de la
defensa y la protección del territorio colombiano. Estos avances tecnológicos
marcaron un hito significativo en la evolución y el desarrollo de la Fuerza
Aérea Colombiana.
(Fotografía 30)[59]
(Fotografía
31)[60]
El 13 de febrero de 1990, en conformidad con lo establecido en la Resolución
055 del Ministerio de Defensa Nacional y la Disposición 02 del 4 de diciembre
de 1989 del Comando de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), el Comando Aéreo de
Combate No. 6 (CACOM-6) fue oficialmente designado con el nombre "Capitán
Ernesto Esguerra Cubides" en honor al piloto que perdió la vida en un
trágico accidente aéreo el 2 de junio de 1933.[61]
En ese mismo año, en la Base
Aérea Brigadier General (H) Camilo Daza, parte integral del Comando Aéreo de
Transporte Militar (CATAM), se llevaron a cabo modificaciones significativas en
el avión Stratolifter C-135/B-707 en su versión comercial. Estas modificaciones
tenían como objetivo transformarlo en una aeronave cisterna, recibiendo el
nombre de "Zeus". Esta innovadora aeronave adquirió la capacidad de
realizar operaciones de reabastecimiento de combustible en vuelo,
proporcionando un beneficio sustancial a las aeronaves de combate M-5, K-fir y
A-37B en sus misiones.[62]
Estas acciones conmemorativas
y transformadoras destacan el compromiso continuo de la FAC no solo con el
reconocimiento de sus héroes caídos, sino también con la adaptación constante
de su flota y capacidades operativas para asegurar la eficacia y la versatilidad
en el cumplimiento de sus misiones estratégicas.
(Fotografía
32)[63]
En 1990, se estableció
oficialmente el Comando de Apoyo Aéreo Táctico No. 2 (CAATA-2) en Rionegro,
Antioquia, siendo inaugurado el 3 de noviembre de ese año con la destacada
presencia del General Óscar Botero Restrepo, Ministro de Defensa; el General
Luis Eduardo Roca Maichel, Comandante de las Fuerzas Militares; y el General
Manuel Jaime Forero Quiñones, Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) en
ese período. Equipado con helicópteros UH-60 Black Hawk y aeronaves ligeras de
transporte destinadas a operaciones de rescate y defensa, la base fue designada
como Comando de Apoyo Aerotáctico Nº 2 (CAATA-2).[64]
Durante los años noventa, como
parte del Plan de Desarrollo para fortalecer las Fuerzas Militares, el
Ministerio de Defensa Nacional adquirió helicópteros UH-60 de tecnología
moderna de la Sikorsky Aircraft Corporation. Estos helicópteros, con sistemas de
navegación de última generación y capacidades avanzadas, no solo transportaban
personal y material, sino que también destacaban por realizar operaciones de
asalto aéreo, mejorando significativamente la capacidad de las tropas en tierra
en términos de carga, velocidad y maniobrabilidad especial, contribuyendo así a
operaciones aeromóviles en todo el territorio nacional.
Entre 1990 y 1991, el Comando
Aéreo de Transporte Militar (CATAM) en la Base Aérea Brigadier General (H)
Camilo Daza recibió seis aviones C-130B del Gobierno de Estados Unidos. Estos
aviones fueron destinados a respaldar operaciones contra el narcotráfico y
Grupos Armados Organizados (GAO), incrementando las posibilidades de éxito en
las misiones. Durante el año, acumularon un total de 6054 horas de vuelo,
transportaron aproximadamente 91,060 pasajeros y 8,101,200 kilogramos de carga,
contribuyendo significativamente a las capacidades operativas y logísticas del
CATAM.
A partir de 1991, la Escuela
de Suboficiales Capitán Andrés M. Díaz (ESUFA) recibió la autorización para
ofrecer programas tecnológicos. Formalizada mediante el acuerdo ICFES No. 275
del 5 de diciembre de 1991[65], esta autorización
permitió a los estudiantes completar programas tecnológicos de seis semestres y
obtener el título de Tecnólogo Aeronáutico. Este paso representó una ampliación
en las ofertas educativas de la ESUFA, brindando a los estudiantes formación
técnica y especializada en el ámbito aeronáutico.
En 1991, la Fuerza Aérea
Colombiana incorporó a su flota los aviones OV-10 Bronco, añadiendo capacidades
tácticas y operativas avanzadas a su arsenal.
(Fotografía
33)[66]
A finales de abril de 1992, el
gobierno colombiano llevó a cabo una significativa adquisición al comprar 14
aeronaves T-27 Tucano de origen brasileño. Este logro marcó un hito importante
para el Comando Aéreo de Combate No. 2 (CACOM-2), con base en la instalación de
la Base Aérea Capitán Luis Francisco Gómez Niño. El 27 de diciembre de 1992, la
flota de estas aeronaves, destinadas al entrenamiento de pilotos de combate,
arribó a CACOM-2, consolidando así la expansión y modernización de la capacidad
de entrenamiento de la Fuerza Aérea Colombiana.
(Fotografía
34)[67]
En este contexto, un hecho
histórico sobresalió: durante tres meses, en el Escuadrón de Tucano T-27 de la
Base Aérea de Apiay, se llevó a cabo el entrenamiento de la primera mujer
piloto de combate en la historia de Latinoamérica. Este acontecimiento subraya
el compromiso y la apertura a la diversidad en la formación y operaciones del
CACOM-2.
En 1992, las aeronaves de
entrenamiento Mentor T-34 de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez
(EMAVI) fueron sometidas a una exhaustiva labor de reconstrucción y
modernización. Para reforzar aún más el programa de entrenamiento de vuelo, en
el mismo año se incorporaron a la flota modernos turbohélice T-27 Tucano, que
se sumaron a los ya existentes T-37 Tweet.
Entre 1993 y 1994, el Comando
Aéreo de Combate No. 6 (CACOM-6) en la Base Aérea Capitán Ernesto Esguerra
Cubides llevó a cabo una importante mejora en sus instalaciones al pavimentar
los primeros 1,000 metros de la pista. Esta iniciativa contribuyó significativamente
a fortalecer la infraestructura operativa de la base, mejorando las capacidades
y condiciones para las operaciones aéreas en el CACOM-6.
En 1995, la FAC recibió sus
primeros aviones de combate Kfir C-7 de Israel, destinados a reemplazar a los
obsoletos F-86 Sabre.
También en 1995, en el Comando
Aéreo de Combate No. 4 (CACOM-4) ubicado en la Base Aérea Teniente Coronel Luís
Francisco Parra Pinto, se llevó a cabo un programa de entrenamiento utilizando
aeronaves Falcón F-28. Este programa se centró en brindar formación a los
subtenientes recién egresados de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel
Suárez (EMAVI) y del Comando de Apoyo Aéreo Táctico No. 1 (CAATA-1).
Es esencial destacar que la
numeración "CAATA-1" fue asignada una vez que se inauguró en 1990 el
Comando de Apoyo Aéreo Táctico No. 2 (CAATA-2) en Rionegro, Antioquia. Este
programa de entrenamiento contribuyó al desarrollo y la preparación de nuevos
pilotos para fortalecer las capacidades operativas del CACOM-4.
Desde febrero de 1995, en el
Comando Aéreo de Combate No. 5 (CACOM 5) con sede en la Base Aérea General
Arturo Lema Posada, se inició el desarrollo del helicóptero AH-60 Black Hawk
Artillado, conocido como Arpía I y matriculado como FAC 4120. Este helicóptero
fue desplegado para fortalecer las capacidades de apoyo en la región, marcando
un avance significativo en las operaciones aéreas.
(Fotografía
35) [68]
En 1996, la Escuela Militar de
Aviación Marco Fidel Suárez (EMAVI) alcanzó un hito importante al obtener la
aprobación del ICFES como Institución de Educación Superior. Este
reconocimiento sentó las bases para un acontecimiento histórico, ya que en el
mismo año tuvo lugar la graduación de la primera promoción de administradores
aeronáuticos.[69]
Al año siguiente, en enero de
1997, se abrió un nuevo capítulo en la historia de la institución al dar inicio
al primer curso para oficiales mujeres de la escuela. Este hito culminó con la
graduación de las primeras mujeres pilotos militares colombianas el 6 de
diciembre de 2000, consolidando un importante avance en la inclusión de mujeres
en roles clave dentro de la aviación militar en Colombia.
En 1997, la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC) recibió sus primeros aviones de combate Mirage IIIE de
Francia. Estos aviones fueron adquiridos para dotar a la FAC de una capacidad
de combate aéreo más moderna. (Botero Moreno, 2019, párrs. 1-2)
El programa de modernización
de la FAC también impulsó el desarrollo de la industria de defensa aérea
nacional. Varias empresas colombianas se encargaron de la producción de piezas
y componentes para los nuevos sistemas adquiridos por la FAC.
A partir de 1998, se introdujo
la segunda generación del Arpía, caracterizada por mejoras en la entrega de
armamento, marcando un avance significativo en las capacidades operativas y
tácticas de la Fuerza Aérea Colombiana.
(Fotografía 36)[70]
En 1998, la Fuerza Aérea
Colombiana incorporó el avión CN-235 Nurtanio a su flota.
(Fotografía 37)[71]
El 12 de marzo de 1998, el Ministerio de Defensa Nacional (MDN) emitió una orden para establecer la Fuerza de Tarea Conjunta del Sur en el Comando Aéreo de Combate No. 6 (CACOM-6) en la Base Aérea Capitán Ernesto Esguerra Cubides. Esta fuerza estaba conformada por unidades del Ejército Nacional (EJC), la Armada Nacional (ARC), la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) y la Policía Nacional (PONAL), consolidando la coordinación interinstitucional para fortalecer la seguridad y la defensa en la región.[72]
(Fotografía 38)[73]
En 1998, la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC) experimentó un momento histórico con la Operación Vuelo Ángel,
un hito crucial en el marco del Conflicto Armado No Internacional (CANI),
desempeñando un papel instrumental en la recuperación de Mitú, la capital del
departamento del Vaupés.
Lo destacado de esta operación
radicó en la aplicación efectiva de los principios y características del poder
aéreo, como la flexibilidad, versatilidad, velocidad, alcance, maniobrabilidad
y precisión. Participaron diversas aeronaves, incluyendo ala rotatoria como
UH-60 y AH-60, así como ala fija con el C-130 Hércules, OV-10, Bronco T-27,
Tucano y AC-47T Fantasma. Este despliegue diversificado de capacidades
estratégicas requirió una coordinación eficaz entre las Bases Aéreas de
CACOM-1, CACOM-2, CACOM-5 y CATAM, bajo un mando y control centralizado con
ejecución descentralizada.
Este proceso integral y
colaborativo fue fundamental para el éxito de la misión y sirvió como un
ejemplo significativo de la capacidad de la Fuerza Aérea Colombiana para
enfrentar y superar desafíos operativos complejos, culminando con la
recuperación de una capital en un momento crítico de la historia del país.
(Fundación Ideas para la Paz, 2022, párr. 1)[74]
En julio de 1999, en
colaboración con el Departamento Administrativo de Aeronáutica Civil (DAAC), se
inauguró el nuevo despacho y plataforma de la Base Aérea Brigadier General (H)
Camilo Daza, sede del Comando Aéreo de Transporte Militar (CATAM). En esta
modernización, se destacó la construcción de la nueva Sala VIP 1 Presidencial,
proporcionando instalaciones de alta calidad.
La expansión de la Base Aérea
no solo implicó mejoras en la infraestructura, sino también avances
significativos en seguridad. Se instaló una malla perimetral alrededor de
CATAM, se adquirió una planta eléctrica de respaldo y se implementaron ductos
subterráneos con cables de fibra óptica y energía, permitiendo la instalación
posterior de cámaras de seguridad y asegurando un suministro eléctrico
alternativo en caso de fallo del suministro principal.
Además de las mejoras en
seguridad, se llevaron a cabo ampliaciones en las barracas para oficiales y
suboficiales solteros, así como la construcción de apartamentos y casas
fiscales para el personal militar casado. Las instalaciones de los soldados
también fueron modernizadas para mejorar su comodidad y bienestar.
En el ámbito cultural e
histórico, se realizaron mejoras en las instalaciones del Museo Aeroespacial,
único en su género en América Latina. Este museo, ubicado en Tocancipá,
Cundinamarca, alberga aeronaves de ala fija y rotatoria que han sido parte de
la historia de la Fuerza Aérea Colombiana a lo largo de sus 100 años de
existencia, permitiendo compartir con el público la rica historia
institucional. Entre las aeronaves exhibidas se encuentran el Junkers 52, Texan
AT-6, Lonestar C-60, Kansan AT-11, Thunderbolt P-47, Mentor T-34, Silver T-33,
Skymaster C-54, Beaver L-20 (U6-A), Invader B-26, Shooting Star F-28, Sabre
F-86, Mescalero T-41, Tweet T-37, Bronco OV-10, Kaydet PT-17, Skytrain C-47,
Dragonfly A-37, Merlin C-26 y Hércules C-130. Estas mejoras contribuyen a
preservar y difundir el valioso legado aeronáutico de la Fuerza Aérea
Colombiana.[75]
El 11 de noviembre de 1999, en
el marco de la celebración de los 80 años de la Fuerza Aérea Colombiana y el
vigésimo aniversario del Comando Aéreo de Combate No. 3 (CACOM-3), se llevó a
cabo el bautizo de la base con el nombre de "Mayor General Alberto Pauwels
Rodríguez". Este distinguido título rinde homenaje al Mayor General
Alberto Pauwels Rodríguez, quien desempeñó el cargo de Comandante de la Fuerza
Aérea Colombiana en 1953. A lo largo de su destacada carrera militar, el Mayor
General Pauwels Rodríguez contribuyó de manera significativa al desarrollo y
progreso de la Fuerza Aérea.
LA DÉCADA DEL 2000:
En la primera década del siglo
XXI, la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) se enfrentó a desafíos significativos en
el contexto del conflicto armado interno, el narcotráfico y el terrorismo. Para
adaptarse a estos nuevos escenarios, la FAC se enfocó en fortalecer su
capacidad operativa y defensiva.
Durante los primeros años del
siglo, la FAC adquirió aviones de combate avanzados como los Kfir C-7, Super
Tucano y A-29 Super Tucano, además de modernizar su sistema de radares y
misiles tierra-aire. Estos esfuerzos se dirigieron a combatir eficazmente a los
grupos armados ilegales.
En el año 2000, se destacó la
adquisición de los primeros aviones Kfir C-7, marcando un paso significativo en
la modernización de la flota aérea colombiana. Simultáneamente, varias empresas
colombianas iniciaron el desarrollo de sistemas de defensa aérea propios.
En noviembre de 2000, el Grupo
Aéreo del Oriente (GAORI) en la Base Aérea Coronel Luís Arturo Rodríguez
Meneses fue renombrado como Base Aérea "Coronel Luis Arturo Rodríguez
Meneses", en un acto conmemorativo que resaltó la dedicación del mencionado
coronel en la historia de la aviación militar colombiana.[76]
La década del 2000 fue testigo
de un impulso continuo en el programa de modernización de la FAC, promoviendo
el crecimiento de la industria de defensa aérea nacional. Durante este periodo,
se destacó el desarrollo del misil antiaéreo MANPADS "Sargento",
concebido por la Dirección de Industrias y Desarrollo de la Defensa (DID) del
Ejército Nacional de Colombia. Este sistema, en servicio desde 2016, está
diseñado para derribar aviones, helicópteros y drones, demostrando una
capacidad avanzada con un alcance máximo de 6 kilómetros y una altitud máxima
de 3 kilómetros. (Rojas Rodríguez, 2023, párr. 2)
El "Sargento" es un
misil portátil de guía infrarroja de segunda generación, operable por una sola
persona y alimentado por un motor cohete de combustible sólido. La FAC ha
adquirido un total de 500 misiles "Sargento", y se considera su
oferta para la exportación.[77]
En 2002, la FAC participó en
la Operación Jaque, una exitosa misión que liberó a 15 secuestrados de las
FARC, demostrando la eficacia de sus capacidades operativas. Posteriormente, en
2002, con avances tecnológicos, la FAC logró el desarrollo del Arpía III, un
prototipo único en el mundo que mejoró significativamente la capacidad del
sistema de armamento y la precisión en las operaciones aéreas.
(Fotografía
39)[78]
En el año 2005, el programa
evolutivo del Arpía culminó con el Arpía IV, una notable mejora equipada con un
sistema de armamento de última generación y tecnología avanzada, incluyendo
miras y displays integrados en el casco ANVIS/HUD-24. Estas innovadoras
características brindan a la tripulación una precisión excepcional en la
entrega de armas, permitiendo incluso el uso de armamento inteligente
aire-tierra. Este avance consolida el liderazgo del CACOM 5 en el desarrollo de
operaciones de helicópteros, demostrando su capacidad para adaptarse de manera continua
a los entornos de seguridad y defensa cada vez más complejos en el país.
(Botero Moreno, 2019, párrs. 1-2)
En el mismo año, la empresa
Industriales Militares (Indumil) contribuyó al arsenal de defensa aérea con el
desarrollo del misil antiaéreo MANPADS "Sargento". Este sofisticado
misil demuestra su capacidad para alcanzar objetivos aéreos a distancias de
hasta 5 kilómetros, proporcionando una valiosa adición a las capacidades de
defensa aérea de la Fuerza Aérea Colombiana.[79]
(Fotografía
40)[80]
En 2008, la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC) incorporó a su flota los primeros aviones Super Tucano,
marcando un hito en la modernización de sus capacidades de combate. Dos años
después, en 2010, la FAC participó activamente en la Operación Odiseo, desempeñando
un papel crucial en la seguridad y estabilidad del país, y continuó su
participación en esta operación en 2010 al derribar un avión perteneciente a
las FARC.
En 2012, la FAC adquirió los
primeros aviones A-29 Super Tucano, consolidando aún más su flota con aeronaves
versátiles. En 2015, se sumaron a sus activos los primeros aviones de
transporte C-295M, mejorando así sus capacidades logísticas y de despliegue
estratégico.
En noviembre de 2018, la FAC
lanzó su primer satélite, el FACSAT-1, desde la India, marcando un avance
significativo en sus capacidades espaciales. Este nanosatélite de observación
terrestre se enfoca en misiones como el monitoreo de desastres naturales, el
control del narcotráfico y la seguridad fronteriza. (Fuerza Aérea Colombiana,
s. f., párrs. 1-3).
(Fotografía 41)[81]
Colombia, en su proceso de
modernización y adopción de nuevas tecnologías, ha avanzado significativamente
en el campo de las aeronaves no tripuladas. Entre los equipos destacados se
encuentran el Elbit Hermes 900 y el Elbit Hermes 450, ambos de origen israelí,
así como el Boeing Insitu ScanEagle y el BAE Systems Silver Fox, de procedencia
estadounidense.
Además de la incorporación de
tecnología extranjera, Colombia ha desarrollado sus propias aeronaves no
tripuladas, entre las que se destacan el UAV "IRIS", el CIAC ART
Quimbaya, el CIAC ART Operacional, el CIAC ART Coelum, y el CIAC/Airbus ART ATLANTE+
/ Atlante plus / SiRTAP. Este último, en particular, es un avión desarrollado
en colaboración con Airbus España y posee capacidades de reconocimiento,
vigilancia y ataque, posiblemente equipado con misiles MBDA Enforcer Air, cuya
fabricación se contempla a partir del año 2022.
(Fotografía 42)[82]
(Fotografía 43)[83]
(Fotografía 44)[84]
(Fotografía 45)[85]
(Fotografía
46)[86]
LA ACTUALIDAD EN LA FAC
En febrero
de 2023, la FAC lanzó su segundo satélite, el FACSAT-2
(Gunter's Space Page, 2023), un
microsatélite de comunicaciones desde California, Estados Unidos. Estos
satélites son fundamentales para mejorar la capacidad de observación terrestre
y fortalecer las comunicaciones, contribuyendo al desarrollo científico y
tecnológico del país. (Wikipedia, 2023)
(Fotografía 47)[87]
Los
satélites FACSAT-1 y FACSAT-2 representan un hito en el desarrollo de la
industria espacial colombiana y ofrecen beneficios significativos, como mejorar
la capacidad de observación, fortalecer las comunicaciones y abrir
oportunidades económicas.
La
FAC ha experimentado una transformación importante en los últimos años,
adaptándose a los desafíos del siglo XXI y consolidándose como una fuerza
aeroespacial con nuevas capacidades y responsabilidades. La institución
continúa cumpliendo su misión de proteger a Colombia con eficiencia y
adaptabilidad.
Felicitamos
a la Fuerza Aérea Colombiana por su sobresaliente evolución a pesar de los
desafíos y la histórica falta de voluntad política. La institución ha
demostrado una notable perseverancia y talento humano, superando obstáculos con
resiliencia. Reconocemos su dedicación y contribución invaluable a la seguridad
nacional, a pesar de las limitaciones en temas de equipamiento e
infraestructura, y alentamos el apoyo continuo del talento humano para
potenciar aún más su capacidad en pro de Colombia. ¡Bravo por su inquebrantable
compromiso!
En
la actualidad, la industria de defensa aérea en Colombia está experimentando un
notable crecimiento. La Fuerza Aeroespacial Colombiana (antes Fuerza Aérea
Colombiana) cuenta con una extensa variedad de equipos militares, que incluyen
aviones de combate, aviones de transporte, helicópteros y sistemas de monitoreo
y defensa aérea.
Este
sector de defensa aérea colombiano presenta un considerable potencial de
expansión, considerando las diversas amenazas terroristas y el crimen
organizado transnacional que enfrenta el país. La modernización de las
capacidades de defensa de la Fuerza Aeroespacial Colombiana se vuelve
imperativa para hacer frente a estos desafíos, y la industria de defensa aérea
local desempeña un papel crucial en este proceso.
El
cambio de nombre de la Fuerza Aérea Colombiana a Fuerza Aeroespacial
Colombiana, oficializado el 20 de julio de 2023 mediante la Ley 2302, refleja
la evolución de la institución y sus nuevas competencias. Este cambio,
respaldado por el Congreso de la República y sancionado por el presidente
Gustavo Francisco Petro Urrego, establece la designación nacional de
"Fuerza Aeroespacial Colombiana". La ley asigna a la fuerza
aeroespacial un ámbito expandido de acción, incluyendo la exploración y el uso
del espacio exterior.
Además,
la Ley 2302 de 2023[88] define las siguientes
funciones para la Fuerza Aeroespacial Colombiana:
·
Defender la
soberanía e integridad del territorio nacional.
·
Garantizar la
seguridad aérea del país.
·
Apoyar a las demás
fuerzas militares en el cumplimiento de sus misiones.
·
Realizar operaciones
de búsqueda y rescate.
·
Prestar ayuda
humanitaria.
·
Contribuir al
desarrollo científico y tecnológico del país.
Este
cambio de nombre y expansión de funciones marca un hito significativo en la
historia de la institución, transformándola en una fuerza aeroespacial con
nuevas responsabilidades y capacidades.
EL
FUTURO DE LA FUERZA AEROESPACIAL COLOMBIANA
La Fuerza Aeroespacial
Colombiana (FAC) está actualmente inmersa en una serie de programas destinados
a modernizar y fortalecer sus capacidades en el aire, el espacio y el
ciberespacio. Estos esfuerzos se alinean con la visión de la FAC de convertirse
en una fuerza aeroespacial innovadora, polivalente, interoperable, líder y
preferente a nivel regional, con alcance global y capacidades disuasivas
reales, permanentes y sostenibles.
Modernización de la
flota aérea
La Fuerza Aeroespacial
Colombiana (FAC) se encuentra inmersa en programas clave, destacando la
modernización de su flota aérea mediante la adquisición de aviones,
helicópteros y drones. En sus últimas adquisiciones (de las cuales algunas
fueron hace algún tiempo), ha incorporado 24 aviones Kfir C-10, 24 aviones
Super Tucano A-29B y 6 drones Airbus Sirtap. Además, la FAC considera la compra
de nuevos aviones de combate, explorando opciones fuera de la "short
list", así como los aviones FA-50 de Corea del Sur (los cuales no están en
la “short list”), como reemplazo de los A-37. Esta propuesta incluye la
donación de embarcaciones OPV y tanques de batalla. Sin embargo, la retirada de
los A37B y los Kfir C-10 y C-12 israelíes generará una pérdida de capacidades
de intercepción y control del espacio aéreo.
La FAC también está
concentrada en el desarrollo de capacidades espaciales para mejorar la
vigilancia y control del territorio nacional. Se espera el lanzamiento del
satélite FAC-SAT3 en 2024, con una resolución de 0,5 metros para la observación
terrestre, monitoreo de desastres naturales y vigilancia de fronteras. Además,
la construcción de una estación terrena en la base aérea de Palanquero
permitirá a la FAC controlar sus satélites y mejorar su capacidad de vigilancia
y comunicación. Estos avances reflejan el compromiso continuo de la FAC con la
innovación y la adaptación a los desafíos contemporáneos.
La Fuerza Aeroespacial
Colombiana (FAC) y la Corporación de Alta Tecnología para la Defensa (CODALTEC)
han formalizado un convenio para impulsar el desarrollo de la constelación de
satélites FACSAT-3. La FAC aportará 21,4 millones de euros y realizará contribuciones
en especie, mientras que CODALTEC aportará en especie 535,500,000 COP. El
convenio tiene una duración de setenta y dos meses, con fecha límite en
diciembre de 2029.
La "Constelación
FACSAT-3" consistirá en tres satélites (FACSAT-3A, FACSAT-3B y FACSAT-3C),
que podrán ser nanosatélites o microsatélites según el análisis técnico. El
objetivo es que la FAC adquiera autonomía para desarrollar, gestionar y liderar
actividades relacionadas con activos espaciales. Se buscará implementar
laboratorios de ensamble, integración y pruebas.
El desarrollo de la
Constelación FACSAT-3 se realizará de manera progresiva, aprovechando lecciones
aprendidas de misiones anteriores. El FACSAT-3A se actualizará y optimizará
basándose en el modelo del FACSAT-2. Para el FACSAT-3B, se avanzará en diseño y
análisis, ampliando capacidades y cobertura sobre el territorio colombiano. El
FACSAT-3C se completará internamente, aprovechando la infraestructura de la
FAC. El valor del convenio podría duplicarse si se deciden poner en órbita
nanosatélites adicionales.[89]
La Fuerza Aeroespacial Colombiana fortalece sus
capacidades cibernéticas
La Fuerza Aeroespacial
Colombiana (FAC) está reforzando sus capacidades cibernéticas mediante la
creación de un centro de operaciones cibernéticas y la capacitación del
personal en ciberseguridad. Estas iniciativas buscan proteger las redes y
sistemas informáticos de la FAC ante posibles ataques cibernéticos. El centro
estará equipado con tecnologías avanzadas y personal altamente calificado,
mientras que la capacitación abarcará temas como seguridad de redes y sistemas
informáticos.
A pesar de enfrentar desafíos,
como los costos asociados y la disponibilidad de personal calificado, la FAC ha
recibido la certificación "Platino" de la OEA en ciberseguridad en
diciembre de 2023.[90] Esto reconoce los
esfuerzos de la FAC en este ámbito, respaldando su objetivo de ser líder en
ciberseguridad.
En paralelo, la FAC proyecta
lanzar más satélites para formar una constelación que optimice sus misiones y
explorar programas de desarrollo tecnológico y equipos militares. La
constelación permitirá supervisión territorial, asistencia en desastres y comunicaciones
seguras. Además, la FAC busca desarrollar equipos militares nacionales,
reduciendo su dependencia de proveedores extranjeros y fortaleciendo su
soberanía tecnológica.
Aunque la FAC enfrenta
desafíos, como la cancelación de contratos y el envejecimiento de su flota de
aviones, sigue comprometida con su modernización integral. El proceso busca
posicionar a la FAC como una fuerza aeroespacial líder, pero se requiere superar
obstáculos políticos y económicos para garantizar el cumplimiento de su misión
de defensa de la soberanía y seguridad de Colombia
EXPLORANDO
FRONTERAS CELESTIALES: COLOMBIA Y SU DERECHO AL ESPACIO ULTRATERRESTRE
Colombia, con su ubicación
estratégica en el ecuador, no solo abraza la belleza de la tierra firme sino
que también se aventura hacia las alturas celestiales, respaldada por el
derecho internacional. Este derecho, delineado en el Tratado del Espacio
Exterior de 1967[91],
define el espacio ultraterrestre como "la región del universo que se
extiende más allá de la atmósfera terrestre". Según este tratado, todos
los Estados tienen el derecho de explorar y utilizar el espacio ultraterrestre
de manera pacífica y no discriminatoria.
La posición geográfica de
Colombia en el ecuador confiere una ventaja única en el acceso al espacio
ultraterrestre. La órbita geoestacionaria, que permite a los satélites
permanecer en una posición fija en el cielo, se sitúa directamente sobre el
ecuador. Esto significa que los satélites en esta órbita pueden ser visibles
desde cualquier punto de la Tierra, una propiedad crucial para aplicaciones
como comunicaciones, televisión y navegación.
La historia espacial de
Colombia se remonta a 1986, cuando lanzó su primer satélite, el Satélite de
Observación de la Tierra Simón Bolívar (SOBS). En 2023, el país alcanzó otro
hito al lanzar su segundo satélite, el FACSAT-2. Además, Colombia participa activamente
en proyectos espaciales internacionales, colaborando con el Programa Galileo de
la Unión Europea y contribuyendo al programa espacial de la NASA.
Mirando hacia el futuro,
Colombia está trazando su propio camino en la exploración espacial. En 2023, el
gobierno colombiano anunció la creación de la Agencia Espacial Colombiana
(AEC). La AEC asume la responsabilidad de coordinar las actividades espaciales
del país y fomentar el desarrollo de la incipiente industria espacial
colombiana.
El derecho de Colombia al
espacio ultraterrestre no solo es un concepto jurídico; es un recurso valioso
que promete beneficios económicos, sociales y científicos. Este territorio
celeste ofrece a Colombia la oportunidad de ampliar sus horizontes, impulsando
la investigación y el desarrollo tecnológico. La creación de la AEC marca un
paso audaz hacia el futuro, subrayando la importancia estratégica que Colombia
otorga a su participación en la exploración y utilización del espacio
ultraterrestre.
Advertencia: Aunque
Colombia ha mantenido a lo largo de su historia un compromiso destacado con la
preservación de la paz y la estabilidad regional, es imperativo reconocer que
enfrenta amenazas a su seguridad e integridad territorial. A lo largo de los años,
hemos experimentado y seguimos enfrentando actitudes hostiles de naciones
vecinas, aunque muchas de estas divergencias se hayan resuelto mediante vías
políticas y diplomáticas, evitando así confrontaciones militares, no se puede
subestimar la persistencia de amenazas latentes.
Colombia ha mantenido
una consistente postura de paz en la región, demostrando neutralidad y una
política orientada hacia la armonía. No obstante, esta neutralidad no debe
interpretarse como un descuido de las capacidades operativas mínimas de las
fuerzas militares. Su importancia radica no solo en la defensa contra posibles
actos terroristas, sino también en la preparación para enfrentar agresiones
externas provenientes de cualquier país de la región. Mantener un equilibrio
entre la búsqueda de la paz y la garantía de la seguridad nacional se convierte
en una tarea imperativa.
El análisis que sigue
examinará diversas amenazas, tanto generales como regionales, en el ámbito de
la seguridad nacional. Se destaca que estas no son las únicas amenazas
existentes y grosso modo son muy generales, y se reconoce la posibilidad de
futuras amenazas.
Se aclara que ninguno
de los países mencionados a continuación es considerado enemigo de Colombia, ni
se espera que lo sea en el futuro. Al igual que ellos centran su atención en
las fuerzas armadas de la región y los desafíos para sus intereses de seguridad,
nosotros también llevamos a cabo un ejercicio académico basado en hechos
históricos.
Es importante subrayar
que lo mencionado no debe interpretarse como xenofobia ni discriminación. Se
habla de la seguridad proporcionada por las armas como un medio de disuasión
internacional creíble sin necesidad de ser utilizadas. Además, no se debe
entender como un llamado a la guerra, ya que se reconoce de antemano que en la
guerra los civiles e inocentes son los que más sufren, y la devastación resulta
total. Es crucial reflexionar sobre la responsabilidad y las consecuencias de
las acciones en el ámbito internacional.
MODERNIZACIÓN
URGENTE PARA SALVAGUARDAR LA SEGURIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Y CAPACIDADES
OPERATIVAS DE LA FUERZA AEROESPACIAL
La Fuerza Aeroespacial
Colombiana (FAC) se halla en una encrucijada crítica, donde la obsolescencia de
su flota de aviones plantea un desafío inminente para la seguridad nacional del
país. En el contexto de la modernización, resulta imperativo ir más allá de la
simple actualización de hardware; se trata de un proceso estratégico integral
destinada a abordar las amenazas existentes y a preparar a la FAC para
enfrentar los desafíos que puedan surgir en el futuro.
CONTEXTUALIZACIÓN GENERAL DE “POSIBLES O FUTURAS” AMENAZAS.
Colombia se encuentra inmersa
en una región geopolíticamente compleja, compartiendo fronteras con países que
plantean amenazas a su integridad territorial. A lo largo de su historia
republicana, el país ha experimentado una notable pérdida de territorio tanto
en suelo continental como en regiones ultramarinas, enfrentando amenazas que
trascienden Sudamérica y Centroamérica para abarcar riesgos transcontinentales.
La estrecha relación
político-militar con Estados Unidos ha colocado a Colombia en el centro de una
guerra híbrida orquestada por potencias extranjeras. Este conflicto abarca
desde ciberataques y espionaje hasta sabotajes, involucrando a grupos organizados.
Estados y organizaciones internacionales, guiados por agendas geopolíticas, han
dejado su huella en la historia colombiana. Un ejemplo notorio es el monopolio
ejercido por ciertas naciones en organismos como la ONU, el Consejo de
Seguridad y la Corte Internacional de Justicia, donde, a pesar de los intentos
de aparentar imparcialidad e independencia, por parte de representantes y togados;
se revela un matiz nacional en las decisiones de cada uno. Países con poder de
veto tienen la capacidad de frenar situaciones desfavorables para sus intereses
o los de sus aliados.
La autonomía y libre
determinación de las naciones se ven amenazadas en un conflicto donde el más
fuerte busca prevalecer sobre el más débil a costa del derecho internacional; generando
un clima de incertidumbre, desconfianza e inseguridad. En el actual panorama
global, el mundo permanece dividido en facciones que, desde las sombras o a
plena luz del día, ejercen un dominio global. Ante esta realidad, nuestra única
opción es ser observadores silenciosos y resilientes para enfrentar los
desafíos emergentes.
Una amenaza clave para la
integridad territorial de Colombia en ultramar proviene de Centroamérica,
específicamente de Nicaragua, que está estableciendo los cimientos para un
canal interoceánico. Este proyecto busca contrarrestar la hegemonía estadounidense
en la región, compitiendo directamente con Panamá. Nicaragua es considerado un
país hostil incluso por sus vecinos (Estados Unidos, México, Costa rica Belice,
Honduras, Guatemala y Panamá), quienes condenan la militarización e incursiones
militares nicaragüenses en aguas bajo jurisdicción. La expansión de la Zona
Económica Exclusiva (ZEE) de Nicaragua y el aumento de su presencia naval en
aguas disputadas se interpretan como una amenaza para la seguridad regional,
generando preocupación en organismos como la OEA.
El canal de Panamá,
insuficiente para las necesidades actuales de transporte marítimo, obstaculiza
el paso de buques de carga chinos de gran calado y tamaño tales como; “Ever Ace”,
“HMM Algeciras”, “MSC Gulsun”, entre otros. China, desconfiando de la seguridad
del canal, busca alternativas, y la propuesta de Nicaragua presenta ventajas
significativas al eliminar la necesidad de exclusas y permitir una mayor
movilidad de buques a mayor profundidad. Además, la disputa entre potencias por
las rutas árticas polares agrega un elemento adicional a esta compleja
situación geopolítica internacional, con implicaciones significativas en
materia de seguridad. Este escenario no debe pasarse por alto, dado el
creciente interés y las investigaciones transnacionales en las regiones
polares.
Por otro lado, el suelo
continental también plantea importantes desafíos en materia de seguridad
nacional para Colombia.
En el pasado, Venezuela
representó una seria amenaza para la seguridad nacional del país. En el norte,
las disputas territoriales persisten, mientras que en el oriente se registraron
violaciones al espacio terrestre y aéreo, evidenciando una hostilidad política
y militar hacia Colombia por parte de Venezuela. Aunque las relaciones actuales
entre ambos países se caracterizan por la amistad, hermandad y respeto, es
crucial reconocer que esta dinámica no siempre ha sido así, y las
circunstancias políticas cambiantes no garantizan que se mantenga en el futuro.
En episodios pasados,
Venezuela lideró una coalición de países hostiles contra Colombia, incluyendo a
Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Argentina e incluso Brasil. Estos eventos
resultaron en violaciones al espacio territorial y aéreo colombiano, con incidentes
documentados en departamentos como La Guajira, Norte de Santander, Arauca,
Apure y Guainía. A pesar de la gravedad de la situación, muchos de estos
conflictos se resolvieron mediante el diálogo y la diplomacia.
En momentos de tensiones
políticas anteriores, Venezuela llegó a tener sistemas de ataque aéreos listos
para actuar contra Colombia, incluso altos políticos venezolanos amenazando con usar aviones Sukoi-MK2 para invadir
el espacio aéreo colombiano y bombardear Bogotá en menos de quince minutos,
manifestaciones que en su momento se tomaron con recelo y amenaza directa a la nación.
Generando un consenso entre académicos y militares que Colombia no fue agredida por el respaldo
que obtuvo de potencia extranjera. Aun así es es preocupante que Colombia no
cuente con un plan o sistema análogo que haga frente a esta amenaza dejándolo un eslabón tan critico de seguridad a
la experiencia de guerrillas obtenidas por Colombia para hacer frente de manera
indirecta a la amenaza. Aunque la amenaza pasada fue latente, no debe
subestimarse en el presente.
Colombia ha demostrado
resiliencia y ha respondido eficazmente a estas amenazas externas con la
creación del Sistema Integral de Defensa Nacional (SIDEN) y la intención de
establecer un sistema de defensa integrado, actualmente pausado por la decisión
de Israel de frenar las exportaciones de defensa a Colombia, la cual incluía el
sistema de defensa aérea de medio y largo alcance “Barak MX”. Vale destacar que
según palabras de políticos oficialistas, Venezuela posee información de
inteligencia detallada sobre Colombia, incluyendo infraestructura crítica, vías
nacionales importantes, puentes y túneles, obtenida con la ayuda de gobiernos
afines como los rusos y chinos, así como fuerzas cercanas a fuerzas iraníes.
Actualmente, Venezuela
mantiene tensiones políticas y militares con su vecina Guayana por el
territorio del Esequibo, generando preocupación en Sudamérica y expectativas en
el Consejo de Seguridad de la ONU. Este conflicto ha llevado al mandatario de
Brasil a llamar al orden regional. Sin embargo, Caracas ha elevado su tono
militar ante la presencia de embarcaciones militares inglesas y
estadounidenses, y con ejercicios militares en la zona en disputa de ambos
bandos.
En la frontera norte, aún no
determinada con Venezuela, Colombia posee sin determinar territorios ricos en
recursos minerales y petrolíferos, como el Golfo de Venezuela y el archipiélago
de los Monjes. Aunque actualmente no representa un nivel crítico de seguridad,
es vital evitar que futuros líderes políticos puedan utilizar este tema con
fines partidistas o políticos. La construcción de relaciones diplomáticas y
militares sólidas entre ambos países en los actuales gobiernos, basadas en la
amistad, la hermandad, y el respeto histórico, pueden ser clave para determinar
la frontera de manera respetuosa del derecho internacional, garantizando la
seguridad de ambas naciones y la preservación y conservación del ecosistema compartido.
En relación a la frontera
norte, aún sin determinar; es importante recordar la "Crisis de la Corbeta
Caldas" como un incidente histórico que, aunque resuelto diplomáticamente,
subraya la proximidad que ambos países han tenido a una guerra, no siendo este
el único episodio de cara a un conflicto militar entre ambas naciones hermanas.
Colombia, Venezuela, Ecuador y
Panamá comparten una rica historia y lazos de hermandad y solidaridad. La
construcción de relaciones en defensa integral y la colaboración contra el
crimen transnacional son de vital importancia, para sus habitantes. Estos
países, que alguna vez formaron parte de "la gran Colombia", han
sufrido la fragmentación y división política,
económica, militar, cultural y social, impulsada por imperios que temían su
potencial de integración regional, construyendo muros ideológicos y políticos
que, separaban sus raíces compartidas, enseñando que no somos iguales y que
mucho menos tenemos un destino común.
En relación con Perú, Colombia
ha mantenido una relación positiva en temas de seguridad, a pesar de
contratiempos en las relaciones diplomáticas a lo largo de la historia. No
obstante, ambos países han evitado a toda costa la confrontación militar, a
excepción de la agresión de Perú durante la invasión a Leticia en 1932. Destaca
que ambas naciones mantienen buenas relaciones en seguridad, y actualmente,
Perú se embarca en un ambicioso plan de modernización de sus fuerzas militares,
con la adopción de equipos y tecnología la mayoría respaldada por China, incluyendo
buques, submarinos, ala y tecnología militares, llegando incluso a desarrollar
capacidades locales para lograr la autosuficiencia.
Al suroriente, Brasil, un
coloso sudamericano conocido por su neutralidad y postura pacifista, posee una
de las fuerzas militares más imponentes, efectivas y letales del mundo. Aunque
las capacidades entre las fuerzas militares de Colombia y Brasil son similares,
los números de efectivos, equipos y tecnología favorecen al gigante
sudamericano. Colombia observa de cerca la tecnología y modernización de la
Fuerza Aérea de Brasil, considerándola un referente. La Fuerza Aeroespacial
Colombiana ha buscado acercamiento con su contraparte brasileña para
intercambio de conocimientos y cooperación en ciberseguridad, y se plantea
evaluar de primera mano el posible futuro caza para Colombia, el Saab Gripen
NG.
Estas amenazas regionales
demandan una capacidad de respuesta aérea efectiva por parte de Colombia para
garantizar la paz y estabilidad en la región. Sin embargo, la Fuerza
Aeroespacial Colombiana (FAC) enfrenta desafíos significativos, ya que su flota
de aviones es obsoleta y presenta limitaciones en alcance, capacidad de carga y
sistemas de armas. Aunque las autoridades colombianas son conscientes de esta
situación, no se vislumbra una solución política a corto plazo.
En un escenario hipotético de
conflicto, la flota que en muchos casos es obsoleta de la FAC podría ser
rápidamente superada por las fuerzas aéreas de los países vecinos, lo que
podría tener consecuencias catastróficas para la seguridad nacional de
Colombia. Es imperativo abordar con urgencia la modernización de la Fuerza Aeroespacial
Colombiana para mantener una capacidad de defensa aérea efectiva, real y creíble,
que permita afrontar los desafíos regionales de manera adecuada.
URGENCIA DE LA
MODERNIZACIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LA ASIGNACIÓN DE RECURSOS
La modernización de la flota
de aviones de la FAC es una prioridad para la seguridad nacional de Colombia y el
presidente de Colombia, como Comandante
en Jefe de la Fuerzas Militares, por designio constitucional debe unir
esfuerzos no solo por mantener la paz en el país, sino por mantener en
capacidad operativas cada una de las fuerzas, dado que son el brazo armado legítimo
que garantizan la paz y la seguridad en la nación. Una flota de aviones moderna
permitiría a la FAC responder de manera efectiva a las amenazas regionales,
proteger el espacio aéreo del país y apoyar a las fuerzas terrestres en
operaciones de combate.
La asignación de recursos para
la modernización de la flota de aviones de la FAC es una inversión en la
seguridad nacional del país. Esta inversión permitiría a Colombia disuadir a
las amenazas regionales, proteger a su población y garantizar su soberanía e
integridad territorial.
La modernización de la flota
de aviones de combate de la FAC debe ser una prioridad para la seguridad de
Colombia.
LAS
AMENAZAS TERRORISTAS Y LAS NECESIDADES DE MODERNIZACIÓN
Colombia se enfrenta a una
serie de amenazas terroristas, tanto internas como externas. Estas amenazas
incluyen el narcotráfico, el terrorismo internacional y el crimen organizado.
Para hacer frente a estas
amenazas, de manera reiterativa afirmamos que la Fuerza Aeroespacial Colombiana necesita modernizar sus capacidades
de defensa. Esto incluye la adquisición de nuevos aviones de combate, sistemas
de defensa aérea y otros equipos militares.
La Fuerza Aeroespacial
Colombiana cuenta con una amplia gama de equipos militares que le sirven para
hacer frente con superioridad aérea a grupos irregulares, y a una que otra
nación para defender la soberanía nacional, más sien embargo es importante
destacar que la Fuerza Aeroespacial de Colombia, a la actualidad está quedando rezagada
a otras fuerzas de la región; entre los que destacan que actualmente hay en
operación:
·
Aviones de combate: Kfir, Mirage III, Super
Tucano, A-29B
·
Aviones de transporte: C-130 Hércules, C-295,
CASA 212
·
Helicópteros: UH-60 Black Hawk, Bell 205, Bell
412
·
Sistemas de defensa aérea: Mistral y otros de
corto alcance.
Estos equipos proporcionan a
la Fuerza Aérea Colombiana una amplia gama de capacidades, que incluyen:
·
Defensa del espacio aéreo colombiano limitada
por velocidad y altura.
·
Apoyo a las operaciones militares terrestres y
marítimas especialmente con ala rotatoria y aviones de ataque ligero.
·
Asistencia humanitaria
IMPLICACIONES EN TEMAS DE
SEGURIDAD
Como analista en seguridad
nacional y tecnológica, es fundamental analizar las implicaciones políticas, económicas
y militares del bloqueo a la exportación en material de defensa por parte de
Israel para Colombia. Este evento conlleva repercusiones significativas que se
dividen en tres categorías esenciales: seguridad nacional, seguridad interna e
industria aeroespacial colombiana.
IMPLICACIONES
PARA LA SEGURIDAD NACIONAL
El bloqueo israelí impacta
negativamente en la capacidad de Colombia para disuadir a potenciales
agresores. La adquisición planeada de aviones de combate y sistemas de defensa
aérea de Israel habría fortalecido la capacidad de Colombia para enfrentar ataques
aéreos, actuando como un elemento disuasorio ante posibles amenazas regionales.
La ausencia de estos sistemas obliga a Colombia a buscar alternativas en el
mercado, representando un desafío dada la destacada posición de Israel como
proveedor líder de material de defensa en Colombia; no por nada en algún momento
histórico un líder político-militar llamo a Colombia “el Israel de América latina”.
IMPLICACIONES
PARA LA SEGURIDAD INTERNA
El bloqueo israelí también
afecta la capacidad de Colombia para hacer frente a amenazas internas. La
adquisición prevista de sistemas de inteligencia y vigilancia, además de los ya
adquiridos (oficial y extraoficialmente) en la que se destacan sistemas
complejos de guerra electrónica,
sistemas de vigilancia y sistemas de inteligencia artificial, y futuras
actualizaciones ponen en riesgo la dependencia de este país en materia de
seguridad. Dichas adquisiciones hubiesen
mejorado la capacidad del país para detectar e interceptar amenazas como el
narcotráfico y el terrorismo, entre otras amenazas presentes. Sin estos
sistemas, Colombia debe depender de sus recursos existentes, lo cual representa
un desafío significativo dada la compleja situación de seguridad interna que
enfrenta.
La Fuerza Aeroespacial de
Colombia se encontró en una encrucijada seria debido a la tormenta política
entre Colombia e Israel y al bloqueo de este último a toda exportación de
seguridad hacia Colombia. La situación sugería que los aviones Kfir podrían ser
retirados prematuramente, aumentando aún más el riesgo para la seguridad
nacional al perder la única ala de combate operativa. Sin embargo, según un
informe del periódico El Tiempo el 6 de diciembre de 2023, Israel cumplió
efectivamente con el mantenimiento de las aeronaves, marcando así el final de
este proceso crítico. También dejando en claro que no se realizaran más
contratos en temas de seguridad con Colombia por parte de Israel.[92]
IMPLICACIONES
PARA LA INDUSTRIA AEROESPACIAL COLOMBIANA
A pesar de los desafíos
impuestos por el bloqueo, se presenta una oportunidad para la industria
aeroespacial colombiana. La Fuerza Aérea Colombiana (FAC) ha expresado su
intención de priorizar la compra de equipos y servicios de empresas
colombianas, lo que podría generar empleo y desarrollo en el sector. No
obstante, es crucial reconocer que la industria aeroespacial colombiana, aunque
prometedora, carece de la experiencia y conocimiento, y podría requerir apoyo
gubernamental para aprovechar plenamente esta oportunidad.
Diplomacia Continua: El
gobierno colombiano debe persistir en sus esfuerzos diplomáticos con países productores
de tecnologías aéreas y aliados estratégicos para resolver sus carencias de tecnología
en materia seguridad y establecer relaciones comerciales que
incluyan transferencia de tecnología para el país.
Diversificación de
Proveedores: Es crucial que Colombia diversifique sus
proveedores de material de defensa para reducir su dependencia de un solo país.
Apoyo a la Industria Nacional: El
gobierno colombiano debe proporcionar respaldo a la industria aeroespacial
local, incentivando el desarrollo de sistemas de defensa de última generación
de producción local y generar autosuficiencia tecnológica en la materia.
PROPUESTAS: EL “POSIBLE” FUTURO CAZA DE LA
FUERZA AEROESPACIAL COLOMBIANA
El futuro de la Fuerza
Aeroespacial de Colombiana está ligado al desarrollo de la industria de defensa
aérea nacional. El gobierno colombiano está comprometido con el desarrollo de
esta industria, ya que considera que es importante para garantizar la seguridad
del país.
Una de las prioridades del
gobierno colombiano es la modernización del avión de caza supersónico de la
FAC. El gobierno ha preseleccionado tres ofertas: el F-16 estadounidense, el
Rafael francés y el Gripen sueco.
La selección del nuevo avión
de caza supersónico será un hito importante para la Fuerza Aérea Colombiana y
para la industria de defensa aérea nacional.
El proceso de selección de
aeronaves para Colombia ha sido una cuestión delicada y relativamente
reservada, con pocas menciones oficiales sobre las propuestas presentadas por
diversos fabricantes. Basándonos en información de medios especializados, se puede
destacar que, en una fecha determinada, Colombia inicialmente designó al
Dassault Rafale francés como el ganador de la licitación para reemplazar los
obsoletos Kfir israelíes. Sin embargo, esta negociación no llegó a concretarse
debido a diversos trámites administrativos con el CONPES.
El principal inconveniente que
surgió durante las gestiones para adquirir las aeronaves Dassault Rafale fue el
tema del costo. A pesar de que el gobierno colombiano había destinado
inicialmente $1.500 millones de dólares para la compra de 12 aviones, la propuesta
final presentada por Francia solicitaba $2.500 millones de dólares. Este
aumento del 66% sobre el presupuesto inicial fue considerado prohibitivo por el
gobierno colombiano.
Otro desafío significativo
estuvo relacionado con la financiación. El gobierno colombiano carecía de los
fondos necesarios para efectuar un pago en efectivo, lo que llevó a la búsqueda
de un préstamo, ya sea de Francia o de un banco internacional. Sin embargo, la
negativa de Francia a financiar la compra obligó al gobierno colombiano a
explorar alternativas financieras.
La incertidumbre sobre la
capacidad de Francia para cumplir con los plazos de entrega también generó
preocupaciones. Aunque los aviones Rafale tenían un plazo de entrega de 24
meses, el gobierno colombiano buscaba su disponibilidad antes de 2027. La reticencia
de Francia a comprometerse firmemente con este plazo llevó a que el gobierno
colombiano reconsiderara la firma del contrato.
Finalmente, ante estos
desafíos acumulados, el gobierno colombiano optó por cancelar la compra de los
aviones Rafale. El anuncio oficial de la cancelación se realizó el 17 de
diciembre de 2023, apenas unos días después de la presentación de la oferta final
por parte de Francia. Este giro en el proceso de adquisición destaca la
complejidad y las múltiples variables que influyen en las decisiones
estratégicas en el ámbito aeronáutico.
Es por ello, por lo que vamos a analizar los aviones
ofrecidos a Colombia que hacen parte de la “short list” de la Fuerza
Aeroespacial de Colombia e incluso ofertas recibidas últimamente que no
componen la mencionada lista.
F-16 VIPER BLOCK 70 DE LOCKHEED MARTIN: LA
PROPUESTA ESTADOUNIDENSE PARA COLOMBIA
(Fotografía
48)[93]
Lockheed Martin, reconocido
fabricante de aeronaves, ha presentado a Colombia una propuesta renovada para
el suministro de aviones F-16 Viper Block 70, una versión moderna y avanzada de
la familia F-16. Aunque la primera oferta fue descartada por el Gobierno
colombiano debido a sus costos y limitaciones operativas, la nueva propuesta de
Lockheed Martin busca cambiar el panorama de la defensa aérea colombiana.
Veamos en detalle ambas ofertas y las características técnicas del F-16 Viper
Block 70.
Propuestas de Lockheed
Martin: Las dos propuestas presentadas por Lockheed Martin
oscilan entre los 14 y 19 billones de pesos. La primera oferta incluía un
paquete de 24 aeronaves F-16 nuevas, con un valor unitario de 108 millones de
dólares. Este paquete abarcaba entrenamiento, capacitación, almacenamiento,
construcción de hangares, adecuación de pistas y simulador de vuelo. Los
aviones serían entregados en tres tandas, comenzando en 2028 y concluyendo en
2030.
La segunda oferta consta de 16
aeronaves nuevas, con un costo individual de 112 millones de dólares.
Adicionalmente, Colombia tendría la opción de incorporar misiles antibuque
AGM-84 Harpoon y misiles crucero AGM-1554 Jetsou por un valor total de 403 millones
de dólares. La compra total de los F-16 ascendería a 3.132 millones de dólares.
Como incentivo, el gobierno estadounidense y la Fuerza Aérea de Estados Unidos
ofrecerían compensaciones industriales “offset” a Colombia, generando hasta
10,000 empleos directos e indirectos en sectores como la industria
aeroespacial, ciberdefensa, ciberseguridad y construcción de satélites.
El F-16 Viper Block 70: Un Caza Polivalente de
Cuarta Generación con Capacidades de Quinta Generación:
El F-16 Fighting Falcon, desarrollado por
General Dynamics y actualmente fabricado por Lockheed Martin, ha evolucionado
desde su entrada en servicio en 1978 hasta convertirse en un caza polivalente
de cuarta generación. La versión más moderna, el F-16 Viper Block 70, presenta
mejoras significativas, equiparándolo a un caza de quinta generación. Entre sus
características destacadas se encuentran:
·
Nuevo radar APG-83 AESA: Proporciona mayor
capacidad de detección y seguimiento, incluyendo aeronaves furtivas, con un
alcance de más de 400 kilómetros y capacidad para rastrear hasta 35 objetivos
simultáneamente.
·
Nueva computadora de misión: Ofrece un
rendimiento y capacidad de procesamiento de datos mejorados.
·
Nuevo sistema de cabina: Incluye una pantalla
táctil de alta resolución y un sistema de control de vuelo actualizado.
·
Dos tanques de combustible conformables:
Aumentan la autonomía del avión.
·
Contenedor de búsqueda de blancos avanzados
ANAAQ-33 Sniper: Mejora la capacidad de detección de objetivos terrestres y
marítimos.
·
Sistema de mira montado en el casco del piloto:
Permite apuntar las armas sin mover la cabeza.
·
Nuevo motor General Electric F110-GE-132:
Ofrece mayor empuje y eficiencia de combustible.
El F-16 Viper Block 70 puede
realizar diversas misiones, incluyendo dominación aérea, apoyo aéreo cercano,
ataque a tierra, reconocimiento y guerra electrónica. Con capacidades de cuarta
y quinta generación, se presenta como una opción avanzada para las fuerzas
aéreas modernas.
La decisión final del Gobierno
colombiano dependerá de un cuidadoso análisis de las necesidades de sus fuerzas
militares y de las ofertas presentadas por los fabricantes.
El F-16 Viper Block 70, más
que ser simplemente una formidable máquina de guerra, representa un vínculo
estratégico y militar crucial para Colombia, con los Estados Unidos como su
principal aliado. El proceso de evaluación para la adquisición de este avión de
combate enfrentó diversas complejidades gubernamentales, que no solo
involucraron consideraciones políticas, sino también desafíos económicos y
limitaciones para el desarrollo de la industria aeroespacial colombiana.
Las razones que llevaron a
Colombia a descartar la compra del F-16 Viper Block 70 de Estados Unidos como
avión de combate para la Fuerza Aeroespacial Colombiana son las siguientes:
·
Costo Elevado: El F-16 Viper Block 70, siendo
una aeronave de última generación, conlleva un costo sustancial. Cada unidad se
estima en alrededor de US$100 millones, una inversión considerable que excede
los límites del presupuesto colombiano destinado a este fin.
·
Limitaciones en la Financiación: El gobierno
colombiano no disponía de los recursos financieros necesarios para la
adquisición de los F-16 Viper Block 70. Aunque la propuesta de Estados Unidos
incluía un préstamo por parte del gobierno estadounidense, Colombia se mostró
reticente a asumir una deuda de tal magnitud.
·
Falta de Transferencia Tecnológica: La
transferencia de tecnología avanzada fue un factor determinante en la decisión
de Colombia. Estados Unidos no estaba dispuesto a compartir tecnología de punta
como parte del acuerdo de compra de los F-16 Viper Block 70. Esto constituía un
obstáculo para los planes colombianos de desarrollar su propia industria
aeronáutica, ya que la nación buscaba adquirir conocimientos tecnológicos que
le permitieran independencia en este ámbito.
En conjunto, estos factores
delinearon la decisión de Colombia de no optar por el F-16 Viper Block 70 como
parte de su estrategia de modernización de la Fuerza Aeroespacial, evidenciando
la complejidad y las consideraciones multifacéticas presentes en la toma de
decisiones de esta índole.
DASSAULT RAFALE - FRANCIA: EL COLOSO FRANCÉS EN
AMÉRICA LATINA
(Fotografía
49)[94]
En el pasado, los países
sudamericanos como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y
Venezuela contaron con la prominente presencia de los aviones Mirage en sus
Fuerzas Aéreas. Estos cazas de superioridad aérea marcaron una era. Sin
embargo, hoy nos dirigimos hacia el futuro con el Dassault Rafale, el coloso
francés que busca expandir su presencia en América Latina, encontrando en
Colombia una puerta de entrada estratégica al continente.
La historia comienza con la
presentación de una propuesta inicial por parte de Dassault Rafale a Colombia,
similar al proceso que vivió su predecesor, el Mirage. Aunque la primera oferta
incluía aviones usados, esta se transformó en una propuesta más ambiciosa: la
adquisición de 12 aviones de caza Rafale, acompañados de un paquete de
transferencia tecnológica, cuyos detalles aún no se han hecho públicos. Este
acuerdo parece desafiar la oferta sueca con sus aviones Gripen.
Dada la limitada demanda de
Dassault Aviation, los plazos de entrega podrían ser más cortos, ofreciendo a
Colombia una rápida integración de estos modernos cazas en su flota. Para
entender el origen del Rafale, es crucial recordar que Francia optó por retirarse
del proyecto Eurofighter Typhoon en 1998 para desarrollar su propio caza a
medida, liderado por Dassault Aviation.
El Rafale, que realizó su
primer vuelo en julio de 1986, se destaca como un caza moderno y polivalente
bimotor de peso medio. Sus capacidades incluyen un avanzado equipo electrónico
y una nueva generación de armamento. Con un rendimiento sobresaliente a media y
baja altitud, el Rafale es idóneo para misiones de ataque a tierra y naval.
Las características técnicas
del Rafale son notables: peso máximo al despegue de 24,500 kg, empuje máximo
con postquemadores de 17,000 lb fuerza por motor, velocidad máxima operativa de
2,390 km/h, alcance de 3,700 km, radio de acción de 1,852 km y techo de vuelo
de 55,000 pies. Su arsenal incluye un cañón de 30 mm, 14 puntos duros para
cargar hasta 9,500 kg de armamento, y una capacidad multifuncional que abarca
desde bombas guiadas hasta misiles aire-aire y aire-superficie.
El Rafale también se distingue
por su sistema de control de vuelo digital fly-by-wire, un radar de nueva
generación con mayor rango y confiabilidad, y un sistema electrónico de guerra
espectral. A pesar de su precio unitario de 74,000,000 EUR y un costo de vuelo
de 40,000 EUR por hora, la transferencia de tecnología podría hacer que este
coloso francés sea una opción atractiva para Colombia, siempre y cuando se
ajuste a sus capacidades económicas.
Dassault Aviation destaca las
ventajas de su caza Rafale en encuentro con el presidente colombiano
La compañía europea Dassault
Aviation ha destacado las ventajas de su avanzado caza Rafale CF 3 en un
encuentro exclusivo con el presidente colombiano (París, Francia - 28 de junio
de 2023), Gustavo Francisco Petro Urrego. La reunión, que tuvo lugar el pasado
domingo 25 de junio en París, formó parte de la visita oficial del mandatario
latinoamericano a Francia.
Altos directivos de Dassault
Aviation, incluido el CEO de la empresa, se reunieron con el presidente Petro
para presentarle detalladamente las características de la aeronave,
alineándolas con los requisitos de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). Durante el
encuentro, se abordaron temas clave, como los costos pormenorizados del proceso
de adquisición, las ventajas tecnológicas que distinguen al Rafale CF 3 de
otros modelos en la lista corta, así como los beneficios adicionales que
Dassault se compromete a ofrecer a Colombia.
Según la oficina presidencial
colombiana, la reunión también incluyó discusiones sobre el compromiso de
Dassault Aviation para contribuir al desarrollo de la infraestructura
aeroportuaria en el sureste del país. Este apoyo se extiende a la aerolínea
Satena y se compromete a brindar respaldo tecnológico y científico al emergente
programa aeroespacial colombiano.
Además de los aspectos
técnicos y logísticos, el presidente Gustavo Francisco Petro Urrego y los
directivos de Dassault exploraron oportunidades para potenciar la industria
aeronáutica colombiana. El mandatario expresó su interés en fortalecer este
sector como parte de un compromiso más amplio con el desarrollo económico del
país.
Aunque el mandatario
colombiano indicó que la decisión final de compra de las aeronaves se espera
para el periodo 2025-2026, fuentes de Infodefensa.com han señalado que los
anuncios oficiales podrían realizarse anticipadamente. Este encuentro en París
ha sido interpretado por varios sectores, incluyendo otros proponentes, como un
claro indicio del fuerte interés del gobierno colombiano en la oferta del
Rafale.
Los siguientes son algunos
aspectos clave que podrían inclinar la balanza a favor del Rafale en la
decisión de compra de la Fuerza Aérea Colombiana:
el Dassault Rafale no solo
representa una opción tecnológicamente avanzada, sino también un compromiso
estratégico que podría cambiar el panorama de la defensa aérea en América
Latina, siempre y cuando las capacidades económicas y las necesidades de Colombia
se alineen con esta potente oferta francesa.
·
Características
técnicas: El Rafale es un avión de combate multi-rol de quinta generación,
con capacidades de superioridad aérea, ataque a tierra, ataque marítimo y
reconocimiento. Está equipado con un radar de barrido electrónico activo
(AESA), un sistema de guerra electrónica avanzado y una amplia gama de armas.
·
Costo: El
Rafale es un avión de combate relativamente caro, pero su costo de operación es
comparable al de otros aviones de quinta generación.
·
Transferencia
tecnológica: Dassault Aviation ha ofrecido a Colombia un paquete de
transferencia tecnológica que permitiría al país desarrollar su propia
industria aeronáutica.
·
Apoyo
logístico: Dassault Aviation tiene una amplia red de apoyo logístico que
podría ayudar a Colombia a mantener sus aviones Rafale en funcionamiento.
La
reunión entre el presidente Petro y los directivos de Dassault Aviation ha sido
un paso importante en el proceso de selección del nuevo caza de la Fuerza Aérea
Colombiana. El Rafale es un avión de combate altamente capaz que ofrece una
serie de ventajas que podrían inclinar la balanza a su favor. Sin embargo, la
decisión final aún no se ha tomado y otros factores, como el costo y la
transferencia tecnológica, también podrían influir en la elección.
Posible
respaldo político de Francia en la adquisición de aviones por parte de Colombia
El
gobierno francés, representado por el presidente Emmanuel Macron, ha expresado
un respaldo tangible a la oferta de Dassault. Macron anunció la financiación
parcial de la reforma agraria propuesta por el presidente Petro, subrayando su
apoyo a la política de paz del país. Los mandatarios discutieron no solo este
punto, sino también la posibilidad de concretar la compra de los aviones
Rafale, señalando una colaboración estratégica entre ambas naciones.
La
confirmación oficial de estos anuncios, que se espera con anticipación, podría
marcar un hito en el fortalecimiento de la cooperación franco-colombiana en el
ámbito aeroespacial y estratégico de Colombia.
EL SAAB GRIPEN NG – SUECO: UNA OPCIÓN
VANGUARDISTA PARA COLOMBIA
(Fotografía
50)[95]
El Saab Gripen NG (Next
Generation) es un caza polivalente monomotor de generación 4.5. Aunque no posee
características de furtividad total, su diseño aerodinámico y el uso de materiales
compuestos en ciertas secciones del fuselaje contribuyen a minimizar su firma
en el radar. El Gripen puede llevar a cabo exitosamente misiones de combate
equiparables a las de un avión furtivo, pero a un costo de adquisición y
mantenimiento significativamente inferior, así como un costo por hora de vuelo
de tan solo 5000 USD, tres veces menos que otros cazas de su categoría.
Este versátil caza combina un
diseño de ala delta y alerones tipo Connors, lo que le permite ejecutar
diversas misiones, incluyendo lanzamiento de bombas convencionales, misiles de
crucero, misiles navales, combate aire-aire a velocidad supersónica, escolta de
aeronaves y helicópteros, vigilancia de territorios de ultramar, guardia
costera, así como operaciones contra el narcotráfico y el contrabando. Además,
es capaz de realizar vuelos nocturnos en diversas condiciones climáticas.
El Gripen NG es una
continuación de las mejoras tecnológicas implementadas en el modelo Gripen C.
Algunas de las mejoras más destacadas se encuentran en la cabina de mando, que
ahora incorpora pantallas tipo LCD multifunción de extremo a extremo en el panel
de control. Estas pantallas son compatibles con gafas de visión nocturna y el
casco del piloto. Además, cuenta con un nuevo sistema de navegación Edge
integrado con posicionamiento GPS y utiliza programas y equipos informáticos
abiertos para facilitar la integración de diferentes armamentos, reduciendo así
los costos operativos.
Otra mejora significativa es
su motor, que es un 20% más potente que el modelo anterior. Esto le permite
alcanzar una velocidad de Mach 1.1 en régimen de supercrucero, lo que implica
que puede romper la barrera del sonido sin necesidad de utilizar el postquemador.
Este avance se traduce en ahorro de combustible, mayor alcance y autonomía.
El tren de aterrizaje ha sido
completamente rediseñado y desplazado hacia la base de las alas, lo que aumenta
la capacidad de transporte de combustible en los tanques internos en un 40%.
Además, se ha mejorado la capacidad de carga de armas, con un aumento en el
peso máximo al despegue de 14000 a 16000 kg, mientras que el peso en vacío se
ha reducido en 200 kg.
El radar ha sido sustituido
por un AESA de diseño plano, más liviano y potente, con capacidad para rastrear
en un ángulo de 200°. El Gripen NG incorpora sistemas electrónicos avanzados,
programas informáticos en la cabina de mando comparables a los de un caza de
quinta generación, sistema de comunicación entre el piloto y la base de mando
en tierra, y un sistema de enlace de datos para compartir información de
batalla y posición con otros aviones.
Además, el Gripen NG cuenta
con equipos mejorados para guerra electrónica, antenas de alta capacidad para
ocultarse a las señales de radar, una antena activa para detectar múltiples
objetivos enemigos simultáneamente, y armamento mejorado con mayor alcance y
capacidad, como los misiles aire-aire para combates Beyond Visual Range (BVRO).
El Gripen NG presenta una
velocidad máxima de Mach 2, un alcance de 4000 km y un techo de vuelo de 52410.
Con 10 puntos de anclaje, puede transportar una variedad de armas, desde
misiles aire-aire hasta bombas guiadas por láser, lo que lo convierte en una
opción versátil para misiones de combate. Saab continúa esforzándose para
asegurar su posición en la competencia por el contrato de reemplazo del caza
Kfir de la Fuerza Aeroespacial Colombiana, demostrando las capacidades y
ventajas del Gripen NG.
La evaluación del Saab Gripen
NG revela una aeronave que ha logrado posicionarse en la vanguardia no solo por
su estética atractiva, sino también gracias a una filosofía de combate
arraigada en la experiencia sueca. Su capacidad para operar en condiciones
extremas, como bunkers en la selva o entornos nevados, destaca su versatilidad
y resistencia, cualidades que lo distinguen notablemente en su categoría y
desafían incluso a cazas de quinta generación, aunque no se afirme que los
supere.
En sintonía con las
necesidades específicas de la Fuerza Aeroespacial colombiana, el Gripen NG
emerge como una opción que cumple con los requisitos de potencia, velocidad,
alcance extendido y versatilidad aire-aire y aire-tierra, independientemente de
las condiciones climáticas. Su capacidad de realizar despegues cortos desde
improvisadas carreteras y regresar a refugios utilizando sistemas avanzados
como el ILS demuestra una ventaja táctica significativa.
La colaboración efectiva con
otras aeronaves mediante su sistema de data link para ataques coordinados en el
campo de batalla, sumada a un radar de amplio alcance y sistema de guerra
electrónica, subraya la esencialidad del Gripen en operaciones conjuntas y su
capacidad para reducir la marca radar.
La eficiencia económica del
Gripen, evidenciada por su sorprendente costo por hora de vuelo y operación,
encuentra respaldo en la experiencia histórica de Colombia con aviones caza
monomotor. La elección del Gripen se alinea con la eficacia operativa demostrada
por modelos anteriores, como el F-86 Sabre y el Mirage 5.
Desde una perspectiva de
exportación, el costo unitario competitivo del Gripen, alcanzando hasta 76
millones de dólares, se justifica por las continuas mejoras tecnológicas
incorporadas en el modelo NG. Estas incluyen características como la capacidad
de reabastecimiento en vuelo, pantallas LCD multifunción en la cabina y un
sistema de navegación avanzado.
Las mejoras en el motor y
diseño del Gripen NG, con un aumento del 20% en empuje y una significativa
ampliación del rango de combate, lo consolidan como una opción capaz de operar
eficientemente a gran altitud. La versatilidad en la carga de armamento, desde
misiles avanzados hasta bombas guiadas por láser, resalta su adaptabilidad a
diversas misiones.
En definitiva, el Saab Gripen
NG se presenta como una opción estratégica y económica para la Fuerza
Aeroespacial colombiana. Su destacada versatilidad, eficiencia operativa y
tecnología avanzada hacen de este avión sueco una opción plausible y bien fundamentada
para satisfacer las necesidades específicas de Colombia en materia de defensa.
Válgase mencionar que los
aviones Gripen fueron diseñados en Suecia, para hacer frente a sus amenazas
aérea y hacer frente a aviones rusos.
EUROFIGHTER TYPHOON TRANCHE 2 DE SEGUNDA MANO –
UNA ALTERNATIVA ROBUSTA PARA COLOMBIA
(Fotografía
51)[96]
Colombia se encuentra en la
encrucijada de evaluar la segunda propuesta presentada por España sobre los
Eurofighter Typhoon Tranche 2, un caza europeo de renombre mundial. Aunque
España ha ofrecido anteriormente estos aviones, las ofertas anteriores fueron
consideradas poco atractivas. En este nuevo acercamiento, se ha discutido la
posibilidad de adquirir aviones de segunda mano del Ejército del Aire de
España, actualizados a una configuración similar a la estándar en servicio en
varios países europeos y del Medio Oriente: las aeronaves Typhoon de la Tranche
2.
La distinción clave entre los
bloques 8, 10 y 15 de la Tranche 2 radica en las capacidades de integración de
armamento. El bloque 8 incorpora nuevas computadoras de misión, esenciales para
la integración de armamento futuro como los misiles Meteor Storm y Taurus. El
bloque 10, por su parte, mejora significativamente la capacidad aire-aire,
admitiendo misiles de largo alcance AIM-120 AMRAAM y misiles de corto alcance.
Además, en cuanto a capacidades aire-tierra, integra bombas de guiado láser GV
24 Payday y armas guiadas por GPS.
El bloque 15 representa la
evolución más avanzada, incorporando misiles aire-aire Meteor y misiles
aire-tierra como Taurus, Storm Shadow y Brimstone. La elección entre estos
bloques dependerá de las necesidades específicas de Colombia y del presupuesto
asignado.
Sin embargo, la cuestión
financiera plantea un desafío. Aunque el gobierno colombiano ha solicitado un
precio unitario a Airbus por cada Eurofighter, aún no se ha revelado. Aunque el
autor muestra una preferencia por aeronaves completamente nuevas como el Saab
Gripen, la posibilidad de un precio competitivo podría inclinar la balanza a
favor del Eurofighter.
Aspectos críticos que aún no
se han revelado incluyen el número de horas de vuelo de los Eurofighter
ofrecidos, la vida útil restante, y posibles paquetes adicionales como
entrenamiento y soporte técnico. La transparencia en estos detalles es crucial
para tomar una decisión informada.
Ahora, adentrémonos en las
especificaciones técnicas del Eurofighter Typhoon Tranche 2. Diseñado y
construido por el consorcio Eurofighter GmbH en 1983, el Eurofighter Typhoon
fue concebido para reemplazar una serie de aviones de combate en Alemania, España,
Italia y el Reino Unido. Con una capacidad de despegue de 23,500 kg y un empuje
de 40,400 lb proporcionado por sus motores Eurojet EJ 200, el Eurofighter
demuestra una excepcional capacidad de carga y maniobrabilidad.
El Eurofighter es capaz de
alcanzar una velocidad máxima operativa de 2,470 km/h y un régimen de ascenso
impresionante de 315 m por segundo. Su capacidad de supercrucero a 1.3 Mach sin
posquemador destaca su versatilidad en el campo de batalla. Armado con un cañón
Mauser BK-27 de 27 mm y 13 puntos de anclaje, puede transportar una variedad de
armamento, desde bombas guiadas hasta misiles aire-aire y aire-tierra.
La Tranche 3 BE, en
desarrollo, promete mejoras sustanciales con un radar AESA Captor, control de
empuje vectorial en 3D, tanques de combustible conformables y otras mejoras en
la interfaz hombre-máquina y el rendimiento del motor EJ 200.
Se podría decir que, Colombia
se encuentra ante una decisión estratégica clave. Evaluar las capacidades
técnicas, el costo y las condiciones de soporte de la propuesta de Eurofighter
Typhoon Tranche 2 es esencial para garantizar una inversión eficiente y
efectiva en su capacidad de defensa aérea.
La información disponible
sobre esta propuesta es limitada, sin embargo, se puede afirmar con certeza que
es la única alternativa que brinda a Colombia la posibilidad inmediata de
contar con un ala de combate. Esto permitiría reemplazar de manera oportuna y
sin demoras en los plazos de entrega a los obsoletos Kfir israelíes. Es
necesario observar con cautela el desarrollo de la situación, ya que las
circunstancias podrían cambiar y redefinir el panorama actual.
Evaluación de las Relaciones y
Proyectos entre Colombia y España en el Ámbito Aeronáutico
Colombia se encuentra en una
fase de evaluación sobre la posible adquisición de entre 12 y 16 aviones
Eurofighter Tranche 1.5 de segunda mano por parte de España. Esta propuesta
surge en un contexto en el cual se ha observado interés mutuo entre ambos países,
no solo en el ámbito de la defensa aérea, sino también en proyectos conjuntos
como el desarrollo de drones.
El gobierno colombiano ha
mostrado su interés en reemplazar sus aviones actuales y ha explorado diversas
opciones. Aunque inicialmente se descartó la opción Eurofighter debido a los
costos operativos, las conversaciones se reabrieron durante la Expo Defensa
2023. En esta feria, se lanzó una oferta que, según informes, fue bien recibida
por Airbus, fabricante de los Eurofighter. La opción de adquirir aviones de
segunda mano representa una alternativa económica, aunque presenta desafíos
operativos y geoestratégicos.
Es relevante mencionar que
España, por su parte, enfrenta un desafío interno que podría dificultar la
entrega de dichos equipos a Colombia, incluso aunque se haya dado luz
verde por parte de autoridades españolas
a programas que contemplarían la compra de 45 nuevos Eurofighter, elevando el
total en posesión de España a 114 aviones. Esto plantea la pregunta de la
disponibilidad de aviones para la venta, considerando la necesidad de mantener
una flota operativa en medio de tensiones geopolíticas que mantiene con
Marruecos.
En cuanto al interés de España
en productos colombianos, durante la Expo Defensa se destacó el interés de
oficiales españoles en el vehículo blindado 4x4 colombiano, el Titán C. Aunque
España ya posee vehículos similares, la capacidad del Titán C para resistir
ataques explosivos improvisados generó interés. Aunque las posibilidades de
exportación a España podrían ser limitadas, existe un potencial interés en
otros mercados.
En el ámbito de drones, España
y Colombia avanzan en el proyecto TUP (Tactical Unmanned Platform), con la
fecha estimada de finalización para finales de 2025. Colombia ha confirmado la
compra de 18 unidades, sumándose a las 27 ya adquiridas por España. Se especula
sobre el interés de otros países, como Portugal y Serbia, en este proyecto
colaborativo. La colaboración en este campo beneficia a ambas naciones,
brindando experiencia a Colombia en su incursión en la industria aeroespacial y
proporcionando lecciones aprendidas para futuros proyectos de España, como el
Euro Male previsto para 2028.
En definitiva, la relación
entre Colombia y España en el ámbito aeronáutico es compleja y multifacética.
Las negociaciones sobre la adquisición de Eurofighter, el interés en productos
colombianos y la colaboración en drones muestran una dinámica estratégica en
evolución. Dada la naturaleza cambiante de las circunstancias geopolíticas y
las necesidades operativas, se sugiere un seguimiento continuo para evaluar el
desarrollo de estos proyectos y sus implicaciones para ambas naciones.
ULTIMO DISCURSO DEL AÑO DEL COMANDANTE EN JEFE DE
LAS FFMM Y EXPECTATIVAS EN EL SECTOR
AERONAUTICO.
Discurso (Extracto) del
Presidente de la República de Colombia Gustavo Francisco Petro Urrego en la celebración
de los 104 años de la FAC- Discurso completo en https://www.youtube.com/watch?v=zq8YacWxPlo
Palabras del Presidente
Gustavo Petro durante la Ceremonia de Aniversario de los 104 años de la FAC -
Tocancipá, Cundinamarca, 15 de noviembre de 2023.[97]
“Señores Oficiales,
Suboficiales, Soldados, Alistados y civiles de la Fuerza Aérea Colombiana.
Hoy, 15 de noviembre de
2023, celebramos los 104 años de la Fuerza Aérea Colombiana. Una institución
que ha sido fundamental para la defensa de nuestra soberanía, la protección de
nuestros ciudadanos y la promoción de la paz en nuestro país.
La FAC ha sido un
protagonista de la historia de Colombia. Ha participado en todos los conflictos
armados que ha vivido nuestro país, y ha jugado un papel fundamental en la
construcción de la paz.
En los últimos años, la
FAC ha demostrado su compromiso con la defensa de los derechos humanos y el
Estado de derecho. Ha sido una institución clave en la lucha contra el
narcotráfico y el terrorismo, y ha contribuido a la protección de las
comunidades vulnerables.
Hoy, la FAC enfrenta
nuevos desafíos. El mundo está cambiando, y la seguridad de Colombia también
está cambiando. Necesitamos una Fuerza Aérea que esté preparada para enfrentar
estos desafíos.
Por eso, mi gobierno se
ha comprometido a fortalecer la FAC. Vamos a invertir en la modernización de su
flota, en la capacitación de sus pilotos y personal técnico, y en el desarrollo
de nuevas capacidades.
Queremos una Fuerza
Aérea que sea más efectiva en la defensa de nuestro país, que sea más
respetuosa de los derechos humanos, y que sea más transparente en su gestión.
Señores Oficiales,
Suboficiales, Soldados, Alistados y civiles de la Fuerza Aérea Colombiana.
Les agradezco su
servicio a nuestro país. Ustedes son los guardianes de nuestra soberanía, los
protectores de nuestros ciudadanos, y los constructores de la paz.
Viva la Fuerza Aérea
Colombiana!
Viva Colombia!”
En sus últimas declaraciones
oficiales del año durante la celebración de los 104 años de la Fuerza
Aeroespacial Colombiana, el Presidente Gustavo Francisco Petro Urrego resaltó
los avances significativos en la industria de defensa aérea del país, atribuyendo
el logro al esfuerzo de las empresas locales y al respaldo gubernamental. El
mandatario comparó este progreso con la trayectoria de Brasil en la industria
aeronáutica, destacando que Colombia sigue los pasos de un país con experiencia
en este sector. Petro subrayó la importancia estratégica de la industria de
defensa aérea para la seguridad nacional. Para continuar fortaleciendo este
sector, abogó por el continuo apoyo del gobierno a las empresas locales y la
promoción de la colaboración entre estas y empresas extranjeras, facilitando
así el acceso a nuevas tecnologías y conocimientos.
[1] Caudron G.3 - fuente
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[35] La foto de un Lockheed
C-130 Hercules de la Fuerza Aérea Colombiana fue tomada por la FAC y está
disponible bajo una licencia CC BY-NC-ND 4.0. Puedes ver la foto original en el
sitio web de la FAC.
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[37] La
foto de un Cessna T-41 Mescalero de la Fuerza Aérea Colombiana fue tomada por
Pablo Andrés Ortega Ch. y está disponible bajo una licencia CC BY-NC-ND 4.0.
Puedes ver la foto original en el sitio web de JetPhotos.
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